Opinión

80 razones para sentirnos orgullosos

Actitudes fascistas y xenófobas surgen a diario en Europa y en Estados Unidos, amparadas en la defensa de la democracia, de los derechos humanos y de cuantas razones ofrezcan para justificarlas.

Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién

Han pasado ochenta años.

Parece que fue ayer cuando la bandera de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) ondeó sobre el Reichstag alemán en el centro de Berlín, anunciando así la derrota del fascismo y, en cuestión de horas, el final de la II Guerra Mundial.

Muchos países contribuyeron a esa victoria, pero fue el Estado soviético y su heroico pueblo quienes llevaron sobre sus hombros el peso del colosal esfuerzo de recuperarse del artero ataque del 22 de junio de 1941, restablecer sus posiciones y efectivos, derrotar a la peste negra y ayudar a otros países hermanos a alcanzar su liberación.

De los 40 millones de bajas en esa contienda, la URSS aportó más de 20, centenares de sus pueblos y ciudades quedaron destruidos y arrasados, su economía subsistió a duras penas, pero, al final, se impuso una ilusión: poder tener un mundo mejor.

Pero dice la gente de mi pueblo que “la alegría en casa del pobre dura poco”. Casi tres meses después, uno de sus principales aliados en la derrota del fascismo, el gobierno de los Estados Unidos de América, lanzó dos bombas atómicas sobre el ya derrotado Japón, artefactos que provocaron cientos de miles de muertos, heridos y una destrucción innecesaria.

¿Objetivo?

Demostrar al mundo que tenían un arma capaz de acabar con cualquiera y que eran los dueños de ese nuevo mundo que no sería mejor como ansiaban los pueblos amantes de la paz, incluyendo al soviético y al propio pueblo estadounidense.

No demoró mucho en que unieran fuerzas con su principal aliado, Gran Bretaña, para lanzar lo que fuera conocido como la Guerra Fría, que simplemente tenía el objetivo de acabar de destruir a la Unión Soviética, lo que Hitler y sus fuerzas élites no pudieron hacer en cuatro años de cruenta guerra.

Sin embargo, el símbolo de la liberación que significó el amontonamiento de banderas y gallardetes del fascismo derrotado en las murallas del Kremlin de Moscú, irradió a todos los continentes, en especial en Asia y África donde se encontraban la mayoría de las colonias de entonces.

El dos de septiembre del mismo 1945, el dirigente comunista vietnamita Ho Chi Minh, leyó la Declaración de Independencia de la República Democrática de Vietnam, en Hanoi.

La República Popular de Mongolia también quedó establecida en 1945.

El primero de octubre de 1949, el líder del Partido Comunista chino, Mao Zedong, proclamó la República Popular China desde la Puerta de Tiananmen de la Ciudad Prohibida de Beijing.

En la América Nuestra, la revolución cubana triunfaría el primero de enero de 1959 y dos años después declararía su orientación socialista, horas antes de enfrentarse a la invasión armada organizada, financiada, entrenada y transportada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, a la que derrotó en menos de 72 horas.

Las décadas de los años 60 y 70 del pasado siglo fueron testigos de la independencia de varios países de África al sur del Sahara y del Medio Oriente, quienes, en su mayoría, se sintieron identificados con las posiciones de los soviéticos, chinos, vietnamitas, cubanos y otros países que conformaron lo que se conoció como la Comunidad Socialista o estuvieron cercanos a esta, lo que, indudablemente, no fue del agrado de los que pretendían ser los nuevos dueños del mundo.

En 1991, y debido fundamentalmente a graves errores en la conducción del país, se desintegra la Unión Soviética y los países amantes de la paz sentimos que íbamos a caer en un gran caos debido al servilismo de los dirigentes rusos Mihaíl Gorbachev y Boris Yelsin a los intereses imperialistas.

Las antiguas repúblicas soviéticas se convirtieron en países independientes, algunos de los cuales mantuvieron relaciones de amistad y cooperación con los rusos, mientras que otros adoptaron posiciones revanchistas que los ubicaron al lado de lo más rancio dentro del colectivo de países imperialistas.

Juan Hernández Machado

Sin embargo, surgió el liderazgo de Vladimir Putin y sus compañeros, quien, sin retrotraer a Rusia al camino socialista anterior, la convirtió en un país respetable, desarrollado, amante de la paz y amigo y compañero de los países menos favorecidos en todos los continentes.

Pero, hablamos de muchas cosas y ¿hemos olvidado el fascismo?

No, quien pretende desde 1945 ser el dueño del mundo, los Estados Unidos de América, con sus asociados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y otros que bailan al ritmo de la música que ellos tocan, ha encabezado contiendas donde su comportamiento no tiene nada que envidiar a las huestes de Hitler durante la II Guerra Mundial.

El mejor ejemplo se encuentra en la guerra contra Vietnam, que se extendió luego a Laos y Cambodia, donde trataron de destruir a la República Democrática por todos los medios. Todavía están quienes nacen con malformaciones debido al agente naranja y otros químicos arrojados por toneladas por las fuerzas aéreas estadounidenses contra ese hermano país.

Pero, al igual que la bandera soviética sobre el Reichstag, la bandera de la República Democrática de Vietnam ondeó sobre la embajada yanqui mientras que sus últimos miembros se agolpaban para montarse en el último helicóptero que los sacó del fuego. El país se reunificó- el sur había sido sostenido por Estados Unidos desde la creación de la República Democrática para usarlo en su contra- y hoy es uno de los países más prósperos de toda Asia.

La desintegración de la antigua Yugoslavia, las dos guerras contra Iraq, en especial la segunda cuando quedó demostrado que el argumento que se utilizó para iniciarla- la existencia de armamento de destrucción masiva por parte del gobierno de Sadam Hussein- fue totalmente falso, son otros ejemplos de esto.

Como lo es la guerra contra Libia, que ocasionó el derrocamiento y posterior asesinato de su dirigente Muammar el Qadafi; además, veinte años de experimentos militares de todo tipo en Afganistán sin haber conseguido los objetivos que persiguieron cuando fueron a ese país en busca de los talibanes y otras fuerzas que calificaron de terroristas.

¿Y dónde dejar la maniobra para cercar a Rusia de bases militares y encontrar en la Ucrania del señor Zelensky el instrumento apropiado?

Quisieron destruir a los rusos residentes en las repúblicas del Donbás, que tanto aportaron al desarrollo de Ucrania y cuando Moscú decidió no tolerar más esas actitudes y reaccionó militarmente, los “ángeles” de Washington viraron el mundo en su contra, pero como no hay nada más seguro que un día tras otro, un par de años de historia han demostrado quién tiene la razón y quién es el Sr. Zelenski y, como es lógico, quienes lo apoyan en Estados Unidos y Europa.

La última acción más vil- que ha cobrado la vida de más de 52 mil personas, en especial mujeres y niños- es el genocidio que comete el gobierno de Israel contra el pueblo palestino desde el 8 de octubre de 2023, genocidio del que el gobierno de los Estados Unidos de América es también responsable porque es quien ha suministrado todo el armamento fundamental, así como la información de inteligencia en tiempo real al gobierno de Tel Aviv para que ejecute sus acciones.

En este escenario se incluye la sistemática destrucción de Yemen por parte de las fuerzas aeronavales estadounidenses, con el apoyo de británicos, franceses y otros aliados, solo porque el Partido Ansar Allah de los hutíes decidió apoyar a sus hermanos palestinos a defenderse en esta final de genocidio en su contra.

Actitudes fascistas y xenófobas surgen a diario en Europa y en Estados Unidos, amparadas en la defensa de la democracia, de los derechos humanos y de cuantas razones esos gobiernos ofrezcan para justificarlas.

Mientras, este nueve de mayo será un día de júbilo, de honor, de recordación y de reafirmación de principios de todos los pueblos amantes de la paz en el mundo.

Diremos “Gracias, compañeros soviéticos- rusos, bielorusos, ucranianos, moldavos, armenios, georgianos, letonios, lituanos, estonios, uzbejos, tadjikos, kazajos, turkmenos, kirguizos, azeríes- por vuestra inestimable contribución para que fuéramos más libres e independientes.

Ustedes llevaron el peso de la lucha y a ustedes corresponde el mayor reconocimiento, sin dejar de honrar y reconocer a todos los otros que ayudaron a desterrar la peste fascista alemana de la faz de la tierra.

La historia no se podrá cambiar, aunque lo pretendan nuestros enemigos, que tienen dirigentes, uniformes, saludos y estilos de dirección diferentes de los de Hitler, pero su mentalidad y acciones se parecen, en ocasiones, bastante.

Tenemos ochenta razones para sentirnos orgullosos y las vamos a celebrar como corresponde.

*Historiador cubano y Premio Nacional de Filatelia 2012 y miembro de la Unión de Historiadores de Cuba.

Mayo del 2025.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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