La esperanza
Desde lo alto contemplar como el cielo es pequeño y se dibuja dÃa a dÃa como lo hace un niño en su cartilla cuando está aprendiendo a leer.
Juán Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién
Me gusta la esperanza
porque siento
que nada está perdido
pues sé que no estoy muerto
pero si desnudo e inquieto
apto para la fiesta que brota en cada rincón
o en ese horizonte
que se renueva en un paisaje sutil
un flash magnÃfico que llena de color el momento
La esperanza es la alegrÃa del comienzo
no el pasado con sus filtros resentidos
ni el futuro con la ansiedad proscrita
La esperanza sacÃa el deseo de una nueva acción
de otro aprendizaje
con el salterio del arribo y la emoción.
La esperanza es la fatalidad feliz del recrearse
el intentar otra vez la danza de la vida sin maestros ni protocolos
por el solo el hecho de estar aquà conmigo y sin ti
pero juntos
como dos buenos amigos que se encuentran en la calle de una gran ciudad
y se saludan y van de paseo al parque
o a montar en la Rueda Chicago
para desde lo alto contemplar como el cielo es pequeño y se dibuja dÃa a dÃa como lo hace un niño en su cartilla cuando está aprendiendo a leer.
La esperanza es cautivadora
un nido de huevos fértiles
una caricia continua
una palmada cariñosa