La Guajira: una sed de escándalo
Los hechos son contundentes y la Fiscalía tiene entre sus manos el compromiso inmediato de darnos todas las respuestas.
Juán Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién
Los logros del gobierno para redimir la situación de pobreza y abandono en la Guajira son evidentes. Contrasta, eso sí, con la situación de corrupción que se ha tejido alrededor de todos los proyectos. Sorprende que, entre los mismos adalides, existan semejantes ladrones. Los hechos son contundentes y la Fiscalía tiene entre sus manos el compromiso inmediato de darnos todas las respuestas y exponer ante la opinión pública a los responsables e infligirles el castigo respectivo, lejos ya de las prebendas de inmunidad o fueros parlamentarios que atenuarían sus condenas. Basta con revisar la historia de los últimos treinta años para conocer las fortunas y los anonimatos fastuosos con que emergen ministros y directivos políticos, muchos de ellos dueños de grandes empresas, extensos latifundios, inversiones en el extranjero y hasta corredores de arte y otras estrambóticas “jubilaciones” en París.
El escándalo con los dineros de la Unidad de Gestión del Riesgo UNGRD, es pequeño en comparación con los más de 50 billones que se han robado cada año los políticos y sus grupos de saqueo. Los más sonados como los famosos 70.000 millones del ministerio de las TICS, dan buena cuenta de lo sofisticado de las mañas empleadas para evitar rastreos, y finalmente lavarse las manos para decir “no sé qué pasó”: dos o tres semanas de rabietas y entrevistas y después la satisfacción por haber logrado “coronar la vuelta”, camiseta de la selección y sonrisas abrazados en los estadios con los compinches del club, muchos de ellos también de cachucha y pose juvenil.
Aún ruge Ayda Merlano en su celda, llorando por los 17 años a los que fue condenada su hija por facilitarle la sabana para la fuga.
Siempre hemos sabido que la “pita se parte por el lado más delgado”, pero sí Olmedo López traicionó la confianza del presidente corrompiéndose hasta la médula, y si Sandra Ortiz -que ya dicen que es una infiltrada de la oposición-, tuvieron las agallas de repartir el dinero en tulas y designar al subdirector Snyder Pinilla – ahora escondido evitando ser asesinado- para semejante bajeza, estamos tratando con gente de muy baja estofa, delincuentes de caricatura.
Además, el que le hayan entregado 4.000 millones al presidente del Senado, en el edificio K62 de Montería, es algo que produce náuseas y asquea. ¿Qué fue para comprar votos en las elecciones de alcaldías? ¿Qué fue para “enmermelar” congresistas y así aprobar las reformas? da igual, esas prácticas tan empleadas durante el gobierno de Samper y el famoso Proceso 8.000, parecen repetirse con otros protagonistas para esa época jóvenes aprendices que no pudieron apartarse de la costumbre de llevar en tulas y maletas el dinero en efectivo. Seguro que la transacción de estilo mafioso es más segura que los medios digitales, esos sí, usados para borrar la huella.
El Dr Snyder – otros lo escriben Esnaider- tiene la pista y, al parecer, los nombres. En dos espectaculares entrevistas el ministro Luis Fernando Velasco reafirma no haber tenido conocimiento alguno de este impase vergonzoso, y es enfático en decir que el presidente tampoco, sólo sus aliados de la Alianza Verde parece que son los principales implicados; mientras tanto la Guajira sigue recibiendo una ayuda concreta y eficaz y a pesar del grado de corrupción y el desmedro administrativo, muchas veces traducido en la apatía e ignorancia de su población, se inauguran hospitales como también se construyen carreteras, centros de salud, reservorios de agua (jagüeyes), programas de nutrición con una reducción del 60% en la mortalidad infantil, escuelas, colegios y el proyecto de una universidad y la entrada en servicio de las brigadas de salud con la presencia de casi mil promotores, enfermeras y médicos especialmente capacitados para la redención de una de las regiones más olvidadas por el Estado.
Así mismo, la planeación de actividades turísticas con la llegada de cruceros y la construcción de la mano de la comunidad Wayú de centros de atención y hoteles. Grandes proyectos de energía solar y eólica ya son una realidad.
Salvar a Colombia es un gran reto y este “Gobierno del Cambio” lucha contra vientos, mareas y tormentas; tormentas de corrupción, de ataques soterrados de una oposición que ya no sabe como hacerlo, tal vez porque ve en la mirada internacional y en una nueva fiscalía, su más grande amenaza: la investigación de los posibles delitos de “grandes personalidades” late presurosa y ya no es la alharaca mediática lo que nos distrae, son los hechos y la realidad.
Y es ahí precisamente, donde radica nuestro apoyo y la confianza en un presidente y en un equipo que día a día se depura de la mano del amor y el compromiso por el bienestar de todo un país.
Se acercan días dolorosos para Gustavo Petro con el llamado a juicio de su hijo y la traición corrupta de muchos de sus allegados, pero más que dolor, complacencia en su soledad, al saber que aún cuenta con colaboradores honestos y comprometidos.
¿Hasta qué punto será esto posible? Pronto lo sabremos. Por ahora los juzgados abren sus puertas y los investigadores hacen lo suyo.
NOTA: Y a todas estas, ¿Qué pasa con Benedetti, Ayda Merlano, Néstor Humberto Martinez,, Zapateiro y Hernando Silva Bodereck?
El escándalo con el robo de los pertrechos al ejército es vergonzoso. ¿Será que nunca nos podemos librar de este inconsciente delincuencial colectivo? ¿De dónde tanta maldad, tanta astucia?