Opini贸n

La paz herida

Pretender una negociaci贸n de sometimiento sin tener presente otros actores como los carteles mexicanos y los grandes financistas lavadores de activos, es una utop铆a.

Por: Ju谩n Fernando Uribe Duque /Opini贸n/ El pregonero del Dari茅n

En un pa铆s donde la violencia est谩 fragmentada en peque帽as realidades de territorios y actores, el logro de una paz consolidada es tema bien dif铆cil, por no decir imposible.

Esperar el sometimiento de una guerrilla permeada por el narcotr谩fico como el ELN, es bien distinto al acuerdo logrado con los frentes desmovilizados de las FARC durante el gobierno de Juan Manuel Santos.

En ese caso se lleg贸 a un acuerdo entre unos frentes comandados por viejos l铆deres cansados que vieron que el objetivo pol铆tico ya se hab铆a perdido, adem谩s de su accionar en territorios donde los cultivos de coca no eran tan abundantes como s铆 lo son en las actuales 谩reas de conflicto como el Cauca, el Catatumbo santandereano, Arauca, el nordeste de Antioquia y el Putumayo.

Para los viejos l铆deres del ELN como Antonio Garc铆a, Pablo Beltr谩n, o Gabino, ya la guerra termin贸 y est谩n al tanto de lograr un car谩cter pol铆tico para acceder a una negociaci贸n y llegar a un final de sus vidas tranquilo al lado de sus familias, pactando alg煤n grado de restauraci贸n y entrega de las armas.

Tambi茅n se encontrar谩n con que a la par del grueso de frentes que conforman los 4.000 integrantes de esa guerrilla, existen algunos comandados por aguerridos cuarentones nacidos y criados en su seno, que al igual que las disidencias de las FARC, no querr谩n abandonar el negocio optando por seguir en lo que desde la cuna aprendieron: la guerra y las sangrientas mieles del narcotr谩fico.

Dif铆cil en verdad la consecuci贸n de la paz en Colombia si s贸lo se hace en t茅rminos de sometimiento y entrega. No solo el conservar el 10% de los bienes, el desmantelamiento militar y la obtenci贸n de penas reducidas al lado de las familias o las labores de car谩cter social y educativo, bastar谩n para lograr el objetivo.

Es mero romanticismo ante la rentabilidad de un negocio de 200.000 millones d贸lares anuales con m煤ltiples actores entre ellos la gran estructura econ贸mica que lo perpet煤a como uno de los m谩s pr贸speros a nivel mundial.

Si no se habla de legalizar, despenalizar y reglamentar la producci贸n y distribuci贸n de coca铆na, nunca habr谩 paz en Colombia y esto implica una puesta en escena muy bien organizada con un consenso internacional para darle, qui茅rase o no, un car谩cter pol铆tico al narcotraficante, as铆 suene escandaloso, pero la realidad es tozuda y de no asumirla, los prop贸sitos s贸lo se quedar谩n en vanas ilusiones.

驴C贸mo fue posible reactivar el turismo a la sierra de la Macarena y a Ca帽o Cristales, antiguos santuarios de las FARC? Simplemente porque no eran importantes territorios de cultivo y los comandantes de esos frentes estaban viejos, ricos, cansados y desvirtuados pol铆ticamente.

驴Suceder谩 lo mismo con el ELN? No lo creo, puesto que su accionar est谩 en el territorio m谩s activo de rutas y cultivo, adem谩s de su franca disputa con sus enemigos – unos fortalecidos herederos del paramilitarismo, narcotraficantes poderosos- como el Clan del Golfo y otros GAO – grupos armados organizados- a煤n sin car谩cter pol铆tico.

Pretender una negociaci贸n de sometimiento sin tener presente otros actores como los carteles mexicanos y los grandes financistas lavadores de activos, es una utop铆a que s贸lo lleva al desgaste y a una expectativa de falsas esperanzas.

S贸lo considerando la despenalizaci贸n y la legalizaci贸n abiertas ante el mundo, aceptando que el pa铆s es un narcoestado en evoluci贸n- m谩s bien en involuci贸n feudal- y d谩ndole un car谩cter pol铆tico a los protagonistas, se llegar谩 a un verdadero equilibrio entre una fuerza econ贸mica sustentada por una guerra primaria y la verdadera posibilidad de un entendimiento, en otras palabras, de un pacto efectivo.

De no ser as铆, seguir谩 una guerra absurda y eterna, empoderando cada vez m谩s a un narcotr谩fico que encontr贸 en la inequidad, la pobreza y el despojo, el mejor caldo de cultivo para crecer y crecer, cada vez m谩s.

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