Opinión

Labor necesaria y definitiva

Este gobierno ha sido un baño de luz y agua fresca para Colombia; nos ha abierto el conocimiento rechazando la vanidad de la sumisión hacia otras culturas.

Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién

Este último año largo que le queda al gobierno de Gustavo Petro será definitivo. Lo que se hizo ya está hecho, y muchos de sus propósitos y programas, planteados. Se ha luchado contra el fantasma inmundo de la corrupción y la incompetencia como una impronta casi inconsciente de los colombianos. Se ha logrado constituir un equipo de trabajo pequeño pero comprometido y capaz. También se ha estado consolidando una red comunicacional competente que en algo atenúa el poder mediático de la oposición, que a su vez lucha por mantener sus prebendas y a la patria en el subdesarrollo y la pobreza; y lo más importante, se está logrando una política de inclusión y amor por ese país nacional del que tanto hablaba Gaitán: aquellos que siempre han sido tenidos como lastre, como nadies, como estorbos: las negritudes, los campesinos, los desplazados de las barriadas y los indígenas.

No es solamente el ciudadano de clase media que trabaja y vota en unas elecciones, ni el rico comerciante de la región andina, o el mafioso los que definen el cuerpo poblacional y el poder electoral en Colombia, ahora somos todos, y es por eso que ese fortalecimiento del alma popular se puede constituir como el pilar de salvación para conservar lo que se ha logrado, eligiendo un nuevo congreso, única arma necesaria para consolidar el propósito de un cambio que en verdad nos conduzca a la senda del desarrollo y la paz.

Este gobierno ha sido un baño de luz y agua fresca para Colombia; nos ha abierto el conocimiento rechazando la vanidad de la sumisión hacia otras culturas al crear una conciencia de nacionalidad nunca antes vista. Por primera vez nos sentimos colombianos y orgullosos de serlo. Ya sabemos de todo el poder de la biodiversidad, de la belleza y la abundancia de recursos, solo faltaba el estímulo al talento humano que la labor pedagógica de un caudillo como nuestro presidente nos lo enseña, muchas veces en una soledad vociferante pero llena de compromiso por nuestro bienestar y no por el de unos pocos que siguen creyendo que con limosnas hacia los excluidos y vendiendo el país al afán extractivista de los extranjeros, saldremos adelante.

La elección de un Congreso progresista y comprometido es el pilar básico para lograr darle cuerpo al propósito del cambio y el único mecanismo -ya lograda la labor pedagógica- serían los logros y realizaciones medibles y palpables en educación, salud, trabajo y productividad que harán que los colombianos apoyemos masivamente en las urnas el proyecto progresista.

¿Será que lo podemos lograr y así sepultar definitivamente la tiranía de un neoliberalismo anacrónico?

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

Artículos destacados

Botón volver arriba