Medio Oriente: Las cosas no son tan simples (I)
Estados Unidos encabezará el organismo internacional que supervisará el cumplimiento del acuerdo y Francia será integrante del mismo.
Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién
Como es normal en la cobertura noticiosa mundial, ahora Siria ocupa el máximo de atención debido a la salida de Bashar Al- Asad del poder en ese país, y la tregua y alto al fuego entre Israel y el movimiento islámico Hezbolá en el Líbano, así como la continuación del genocidio contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza cometido por el régimen de Tel Aviv desde hace más de un año pasaron a un segundo plano.
Una buena parte de las informaciones que circulan se refieren a aspectos individuales del conflicto sin hacer referencia a lo que se mueve detrás de bambalinas, y ello puede llevarnos a un análisis equívoco sobre la situación. Claro, ese es uno de los principales objetivos de la campaña, concertada o no, de la gran prensa dominada por Estados Unidos y sus aliados para que conozcamos y aceptemos “su verdad”, no solo en este caso sino en todos los aspectos.
Por ello, y aunque hayan transcurridos unos días de la salida de Al-Asad de Siria y el desplome de su gobierno, echemos una mirada al panorama general, lo que nos permitirá conocer vínculos, enlaces y maquinaciones de los principales responsables de esta situación.
Alto al fuego entre Israel y Hezbolá
Luego de un poco más de dos meses de una despiadada campaña aérea contra el Líbano, supuestamente para destruir almacenes, centros de dirección y otras instalaciones vinculadas a Hezbolá, pero que realmente ocasionó destrucción y muerte entre la población libanesa, así como el inicio de una ofensiva terrestre que fue frenada desde que comenzó por los combatientes de ese movimiento islámico, el régimen dirigido por el primer ministro Benjamín Netanyahu anunció el alto al fuego en el Líbano.
El mismo había sido promovido con las partes por los Estados Unidos de América con el apoyo de varios de los países árabes de la región y según lo difundido por la gran prensa occidental, sus principales elementos eran:
Alto al fuego bilateral
Las fuerzas de defensa de Israel (FDI) permanecerían en territorio libanés hasta 60 días más y se retirarían a medida que el ejército libanés se despliegue en las áreas donde se encuentran las FDI.
Los residentes regresarán a sus hogares al no establecerse una zona de protección fronteriza en el sur del Líbano.
Estados Unidos encabezará el organismo internacional que supervisará el cumplimiento del acuerdo y Francia será integrante del mismo.
Además, en uno de sus rejuegos políticos y diplomáticos para favorecer a Tel Aviv, quedó sobre entendido que Israel tenía el derecho a actuar cuando viera sus fuerzas y objetivos amenazados.
Por su parte, la dirigencia de Hezbolá aclaró que como parte del acuerdo sus combatientes se retirarían al norte del río Litani, situado a 20 kms de la frontera entre Israel y el Líbano, y que coordinarían con el ejército libanés a alto nivel para garantizar el cumplimiento del acuerdo. Reiteraron que su compromiso de apoyo al pueblo palestino se cumpliría a través de otros medios.
Para aprovechar la situación, el gobierno de Tel Aviv dio a conocer cifras sobre los resultados de sus acciones contra Hezbolá. Dijeron que habían causado la destrucción del 80% de su capacidad militar, mientras que reconocían la muerte de 45 civiles y 76 militares ocasionadas por acciones de Hezbolá, así como el daño a unas tres mil edificaciones.
Lo que no dijeron las fuentes oficiales sionistas fue que los indiscriminados bombardeos a diferentes partes del Líbano, incluyendo su capital, en persecución de dirigentes, efectivos e instalaciones de Hezbolá, habían causado la muerte de 3,558 personas, fundamentalmente civiles.
Tampoco dijeron, vinculado con esto, que un mes antes de logrado el acuerdo la región fue sede de la visita de diferentes jefes militares y de la inteligencia de Estados Unidos de alto nivel. Indudablemente, no solo se coordinó el acuerdo con los representantes diplomáticos yanquis, sino otras cosas tan o más importantes, como veremos posteriormente.
Es cierto que Hezbolá fue seriamente golpeado, fundamentalmente por dos factores. Primero, la masiva explosión de los beepers que usaban para sus comunicaciones (profesional operación de la inteligencia israelí que llevaba más de dos años de planificación y organización). Esto, además de causar la muerte a un número importante de cuadros a diferentes niveles, conmocionó a todos y afectó la moral combativa de los efectivos del movimiento, al menos por un tiempo.
Segundo, la pérdida de dirigentes importantes en la lucha, los que eran cazados por los israelitas de forma incesante. Sin embargo, si bien es cierto que durante unos días luego de la muerte de los mismos se veía un descenso en las acciones frente a Israel, posteriormente se notaba la recuperación, al mismo nivel o superior que antes.
Y es así como en los más de dos meses de operaciones terrestres el régimen sionista no logró ocupar los lugares en el Líbano que tenía planificado, y los cohetes y drones de Hezbolá continuaron golpeando las colonias israelíes en territorios palestinos ocupados, así como importantes instalaciones militares sionistas, entre las que se encuentran la Brigada Golani; la base de Gilot, sede de la unidad 8200 de la Inteligencia Militar; la sede del Mossad en las afueras de Tel Aviv; la base aérea de Sde Dov y la base naval de Stella Maris, cercana a Haifa, entre otras.
Agencias árabes como Al Manar y Al Mayadeen, utilizando fundamentalmente fuentes oficiales y de prensa del régimen sionista, reportaron que Hezbolá había destruido o dañado más de nueve mil edificaciones en territorios ocupados por Israel, a un costo estimado de $ 1,300 millones de dólares.
Una vez alcanzado el acuerdo de alto al fuego, líderes de los consejos regionales de los colonos en el norte consideraron que el mismo era “un acuerdo de rendición” por parte de Netanyahu. Además, alcaldes de varios de esos asentamientos ilegales en territorios palestinos ocupados por Israel han planteado que los colonos no regresarán a los mismos por temor a las acciones de la resistencia libanesa, y que se sienten muy molestos con Netanyahu por el incumplimiento de las promesas que les hicieran, las que ellos consideran vacías.
En el terreno militar veamos un solo ejemplo, la Brigada Golani, unidad insigne e histórica de Israel, con más de cien bajas entre muertos y heridos, fue una de las unidades más golpeadas por la resistencia del movimiento islámico Hezbolá. Según reconociera el general de la reserva Yoali Or, ex comandante adjunto de la misma, al diario israelí Maariv, las pérdidas eran las mayores sufridas por la unidad desde su creación, y entre los muertos había 22 oficiales y 37 suboficiales y sargentos.
Al ver la operación completa se comprueba que la actuación de Israel contra el Líbano para tratar de destruir a Hezbolá fue peor que su actuación de julio del año 2006 ya que ahora no pudieron llegar ni a una cuarta parte de donde llegaron en aquella oportunidad.
Esto fue reconocido hasta por funcionarios estadounidenses, según diferentes medios de prensa del área, que admitieron que Israel no había podido eliminar los cohetes de corto alcance que Hezbolá lanzaba contra los asentamientos de colonos en el norte y que mientras que eso no se lograra, los miles de israelíes que los ocupaban no podían regresar.
Inicialmente los ataques coheteriles de Hezbolá fueron esporádicos y antes de que se lograra el acuerdo de alto al fuego se volvieron casi diarios y de gran intensidad.
Estadísticas provenientes del Ministerio de Salud sionista y publicadas por la prensa local reflejan que cerca de 22,400 heridos habían sido admitidos en los hospitales de Israel desde el 10 de octubre del 2023.
Hezbolá posee una veintena de cohetes diferentes en su tipo, alcance y efectividad, pero la atracción antes del cese al fuego fue el que denominan Fateh 110.
Este es un cohete tierra- tierra, que entró en servicio el seis de noviembre del 2024, de combustible sólido y que puede ser lanzado desde plataformas fijas y móviles.
Su precisión es de hasta 10 metros de margen de error, tiene un alcance de 300 kilómetros y su ojiva pesa 500 kilogramos. Fue utilizado en el ataque a la base militar de Tzrifin, al sur de la capital israelí.
Otro, bastante similar al anterior, es el que ellos denominan Yihad- 2, con ojiva de 250 kilogramos y alcance de 250 kilómetros; comenzaron a utilizarlo el cinco de noviembre pasado con el ataque al cuartel Maale Golani, que es la sede de la 810 Brigada Hermon.
El 17 de septiembre y como respuesta a las agresiones aéreas y terrestres de Israel al Líbano, Hezbolá dio inicio a la Batalla de los Guerreros Poderosos, durante la que lanzaron 1,020 ataques coheteriles contra Israel hasta el cese al fuego referido anteriormente.
Los drones en poder del movimiento islámico se agrupan en lo que ellos llaman su Fuerza Aérea y, según dieron a conocer a medios internacionales, desde el inicio de la Batalla de Al-Aqsa hasta el 12 de noviembre del 2024, habían realizado más de 315 operaciones con la participación de mil drones de diferentes tamaños, capacidades y designación; de ellos, unos 300 a partir del inicio de la Batalla de los Guerreros Poderosos.
Con los mismos pudieron obtener datos importantes de la ubicación y estado de los objetivos militares sionistas que fueran posteriormente golpeados con otros medios.
Y para que no se consideren estas informaciones sobre la incapacidad de Israel de alcanzar sus objetivos iniciales en el Líbano como parte de la guerra de propaganda que es lógico que exista entre contendientes de cualquier enfrentamiento, en especial en cuanto a la parte terrestre corresponde, nada mejor que la siguiente información.
El gobierno de Israel decidió ampliar las capacidades de ingeniería y dotar de una mayor autonomía a su ejército luego de 14 meses de enfrentamientos con Hamas en la Franja de Gaza y con Hezbolá en el Líbano.
Los cambios anunciados incluyen la creación de un nuevo batallón del Cuerpo de Ingenieros de Combate con carácter permanente, que se agregaría a los otros cuatro que tienen en ese estado, mientras mantienen más de doce en la reserva.
De igual forma, las unidades de infantería recibirán entrenamiento especial para poder cumplir tareas simples relacionadas con explosivos, a la vez que ampliarán las capacidades de la unidad de operaciones especiales denominada Yahalom.
Por su parte, todas las unidades de infantería se convertirán en brigadas mecanizadas, condición que hoy solo tienen las Brigadas Givati y Golani respectivamente. Y se equipararán las unidades de la reserva con las unidades permanentes.
También prevén incrementar el número de mujeres en funciones combativas, incluyendo la unidad de operaciones especiales antes mencionada, unidades de infantería y de blindados.
A partir de las experiencias de estos 14 meses y de las bajas sufridas, los puestos de mando de las unidades de inteligencia de combate se ubicarán lejos de las fronteras del país.
Indudablemente, si el enfrentamiento con fuerzas inferiores como las de Hamas y de Hezbolá hubiera sido un paseo como en varias ocasiones manifestó el primer ministro Netanyahu y estuvieran casi destruidas por la acción de las fuerzas de defensa de Israel, no habría necesidad de hacer estos cambios que, muchos de ellos tienen fecha de culminación para fines del 2025.
Este alto al fuego le permite a Israel también mejorar su sistema de defensa aérea con la introducción del sistema láser que llaman Iron Beam, desarrollado por la industria militar sionista. Este sistema se está acoplando a las baterías anti aéreas de la Cúpula de Hierro, sistema al que nos hemos referido en otros trabajos publicados en este mismo sitio.
El Iron Beam es un láser de 100 kw que sirve para interceptar obuses de mortero, cohetes de diferentes tipos y vehículos aéreos no tripulados; su costo es de unos pocos dólares comparado con los miles que cuesta cada cohete interceptor del sistema Cúpula de Hierro. Con un alcance de ocho a diez kilómetros, su principal deficiencia es que solo puede enfrentar una amenaza a la vez.
Ya se puede apreciar, como han reportado diferentes medios de prensa del área y occidentales, que al igual que ha hecho con muchos otros acuerdos, el gobierno de Israel va cumpliendo este alto al fuego en el Líbano a su conveniencia, dando las más disímiles excusas cuando realiza alguna violación, mientras que sus afamados promotores yanquis, franceses y árabes miran hacia otro lado para no tener que adoptar acción alguna en su contra.
Según el primer ministro del Líbano, en los primeros 17 días de entrada en vigor del acuerdo, Israel lo había violado en 215 ocasiones, provocando 29 muertos y 31 heridos.
Mientras todo esto ocurría y bajo la excusa de perseguir a fuerzas de Hezbolá que operaban desde Siria, las fuerzas israelíes atacaron en varias ocasiones ese país, llegando a lugares muy cercanos de su capital, Damasco.
Tanto para la dirigencia político- militar sionista, para sus homólogos estadounidenses, así como para los observadores y estudiosos de la situación hubo algo que no pasó inadvertido: la débil respuesta siria para neutralizar las agresiones y sí una buena dosis de amenazas y condenas, que a muchos nos hizo recordar a la “Madre de todas las guerras” de Sadam Hussein de Iraq en 1991.
Estaba claro que, aunque fuerzas rusas permanecían en el país y lo ayudaban en su enfrentamiento con los terroristas que amenazaban con ocupar de nuevo porciones de su territorio, las mismas no participarían en acciones contra Israel.
Y de esa forma continuaron esas esporádicas incursiones en territorio sirio mientras se puntualizaban los planes para cuando llegara el momento que todos vivimos hace unos pocos días: la caída del gobierno de Bashar Al- Asad.
Esto lo veremos en la segunda parte de este comentario.
*Historiador Cubano-Premio Nacional de Filatelia.