Por: Juán Fernando Uribe Duque /Opinión/ El pregonero del Darién.
Según leo en la columna de un conocido paisano escritor hijo de uno de mis inolvidables profesores de salud pública – que muchos tildaron de «comunistoide»-, la fuga de capitales durante el actual gobierno ha sido casi de 10.000 millones de dólares y la emigración por grupos de edad más alta se ubica en la franja de 30 a 40 años seguida muy de cerca de los muchachos entre 18 y 25. Casi 600.000 compatriotas.
¿A qué se debe el fenómeno? ¿Existe en realidad una grave amenaza a sus intereses? ¿Ha sido promulgada alguna ley que los lastime, o que les ensombrezca el futuro? ¿Es la tentativa de reformas que cursan en el Congreso una afrenta tan grande?
Analicemos:
SALUD: Una reforma que propende desactivar una intermediación corrupta e ineficaz que consolidó un negocio muy rentable para unos y un engaño para los demás, excepto si se cuenta con el dinero para adquirir los servicios como una mercancía. La prueba es muy clara: de 140 EPS iniciales solo perviven 10 llenas de dificultades con una deuda de más de 23 billones (¡23 millones de millones!) a los hospitales que luchan por no cerrar, entre ellos los públicos. Por el contrario, el negocio de la medicina privada y costosa (Prepagada, Planes complementarios y Pólizas), florece para un pequeño sector con clínicas y sedes suntuosas. Si un carnet garantizara la atención, obviaríamos el comentario.
TRABAJO: Con la que se pretende dignificar las condiciones del trabajador restituyéndole los derechos a una contratación digna y a unas condiciones de trabajo más humanas, fortaleciendo la idea de que la empresa como creadora de riqueza y bienestar, es responsabilidad tanto del empresario como del que ofrece su fuerza de trabajo.
PENSIONES: La simple idea de que este derecho a una vejez digna y tranquila no sea un negocio de banqueros con mañas usureras y sí responsabilidad de un Estado protector y responsable, es un propósito que se debe apoyar. Considerar un aporte o una mesada para aquellos que no lograron cotizar por falta de un empleo estable o por la simple pobreza, es un logro de carácter social encomiable.
AGRARIA: Entregar tierra al campesino para que la trabaje, luego de una historia de desplazamiento y despojo, es labor mínima para un gobierno con una responsabilidad social gigante.
Ya hemos hablado lo suficiente de todos los pormenores, estadísticas y posibilidades. La historia de Colombia es bien sabida y el momento actual es el indicado para hacer un giro e iniciar la vía hacia un verdadero progreso.
El sólo temor a «perderlo todo», el sitio de confort, la tranquilidad, las empresas que con tanto esfuerzo se lograron consolidar, la estabilidad familiar, es una falacia producto de la manipulación, el odio y el miedo; aquí no va a haber expropiaciones, aquí ninguna clase política de ladrones les va a quitar nada, sólo se trata de estabilizar el país, de crear entre todos una visión nueva, justa e inclusiva, de ver por fin a Colombia con otros ojos, con cariño, con amor, con esperanza. Creer que la finca, nuestro barrio bonito o el centro comercial lo es todo, es precisamente el concepto que tenemos que cambiar.
Recuerdan la canción de Los Prisioneros que dice «¿Por qué no se van?» Sería muy triste cantarla.
Mejor sería decir ¿Por qué no nos quedamos y entre todos sacamos el país adelante, con amor, esperanza y alegría? Qué triste llegar de emigrante a una tierra que nunca ha sido ni será la nuestra. Qué triste…