Opinión

Prepotencia polarizante

Ya los empresarios más poderosos y el sector financiero quieren trabajar de la mano del gobierno en la implementación de reformas.

Juán Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién

Los últimos discursos del presidente han sido agresivos y polarizadores. A sabiendas que el Congreso no le aprobará sus reformas, pretende un movimiento popular de respaldo que dado el caso se haría sentir en las calles y en los campos.

Pero parece que su retórica empieza a flaquear y que ya el desespero y la rabia contenida por tantos años de lucha y frustración, le restan ecuanimidad y elegancia. Tentar la posibilidad de generar una confrontación civil en un país con una historia violenta, en nada nos conviene.

Ya los empresarios más poderosos y el sector financiero quieren trabajar de la mano del gobierno en la implementación de reformas y en la concreción de negocios con miras a la sustitución efectiva de las economías ilícitas.

La reforma agraria marcha a toda máquina y la economía se ha reactivado con los bajones esperados, pero en términos generales, va muy bien: no hay desabastecimiento y el poder adquisitivo se ha mantenido, la inversión extranjera ha aumentado como también las exportaciones y otras realizaciones de tipo social en educación y saneamiento.

Eso de decir que “no me quieren por mi color de piel o no me gusta que me inviten a los cócteles con la oligarquía” suena ordinario y peligroso y en nada alimenta “el mundo de amor” que tanto propone.

Todos sabemos de su vida y su lucha desde hace cuarenta años, todos conocemos su talante y su calidad de caudillo, pero el resentimiento social que exhibe y ese afán que en un auditorio popular -en muchos casos ignorante-, florezca un sentimiento de odio por el empresario o las castas políticas que nos han gobernado, no llevan a nada, es más, predisponen a confrontaciones y le siguen el juego a una oposición llena de odio y miedo.

Un nivel de sana megalomanía es necesaria para que un caudillo no decline y logre conducir un país a un mejor puerto.

El presidente tiene que controlar su carácter, pues si sólo es un prepotente que habla del amor promoviendo el odio, peca por táctica equivocada, y ha de saber que, con un sentimiento popular en construcción, no se juega, se respeta.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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