A modo de complemento aclaratorio
De todos es sabido que dicta su propia legislación (el 35% del Congreso ha sido paramilitar), define en buena parte la moda, la música y el modo de pensar de una gran franja de la sociedad.
Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién.
Sonaría lógico no dialogar y no permitir ni dar tregua a la expresión delictiva de los narcotraficantes, ni de ningún delito. Pero en el caso del narcotráfico un fenómeno que no tendrá fin a no ser que se legalice como se hizo con la producción y la distribución del licor, la realidad es muy diferente, puesto que sus tentáculos, su influencia y determinantes sociales son numerosos y de una complejidad tal que ha dado origen al mismo establecimiento político (Statu Quo).
De todos es sabido que dicta su propia legislación ( el 35% del Congreso ha sido paramilitar) nombrando sus propios líderes, además define en buena parte la moda, la música y el modo de pensar de una gran franja de la sociedad.
Por ello la necesidad de hacer pactos y entablar un diálogo constante para preservar algún grado de tranquilidad y paz, ya que su presencia en los barrios populares y en los enclaves rurales más pobres se expresa en el acto primario del despojo, el desplazamiento, la extorsión y el crimen lo cual impacta en forma letal en una juventud que debe optar por una esperanza de redención en la educación, el deporte y la actividad laboral diferente a la que impone el «Combo» del barrio, principalmente en el caso de las mujeres quienes son mancilladas con más intensidad.