Opinión

Medellín la ciudad del cambio

La acogida y el fervor al presidente y su equipo fue conmovedor, tanto así que en muchos pasajes de su discurso las lágrimas de los asistentes fueron pocas para expresar toda la emoción.

Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién.

En Colombia todos los barrios populares son gobernados por los llamados combos o grupos armados ilegales dependientes de la industria del microtráfico, que además de producir grandes utilidades, imponen una estructura social y cultural bien definida toda vez que son los amos y señores de las calles y controlan con extorsiones y amenazas los otros reglones de la economía popular.

Desconocerlos como un fenómeno social y rotularlos como un simple signo de delincuencia común, es minimizar el problema para perpetuarlo en una guerra crónica entre ellos y el Estado, lenguaje que han creado y que se constituye como la única atmósfera en la cual se desarrollan y perviven.

El pacto que ha firmado el presidente en Medellín con varios de sus principales cabecillas actualmente en la cárcel, demuestra el poder de estas organizaciones y la necesidad de hacer un reconocimiento político y social tendiente a lograr un clima de paz mientras se estudia su sometimiento y la legalización del narcotráfico

Todo pacto se traduce en largos periodos de tranquilidad muchas veces relativa, mientras se equilibran las cargas y se impone una legalización como se logró con el licor y la marihuana en EEUU y muchos países de Europa que luego de fortalecer la mafia, entendieron que con la sola represión se robustece el delito y se sacrifica toda una generación alimentando cárceles y cementerios.

Toda sociedad debe convivir con sus vicios y falencias, con sus delincuentes y sus errores, lo importante es reconocerlos e ir abordando los problemas con un lenguaje diferente al de la guerra sin dejar de lado el enfrentamiento decidido contra el delito en todos sus frentes.

Mano firme y corazón inteligente.

De otro lado, las realizaciones y logros del gobierno se hacen evidentes y en Medellín así se demostró.  La acogida y el fervor al presidente y su equipo fue conmovedor, tanto así que en muchos pasajes de su discurso las lágrimas de los asistentes fueron pocas para expresar toda la emoción y el entusiasmo por el triunfo de la Reforma Laboral, que recupera los derechos arrebatados y la que debemos estudiar a profundidad para esclarecer dudas.

¡Bien por mi ciudad!

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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