Discursos fallidos
Eso de azuzar a los seguidores como si fueran hordas sedientas de venganza con un tono de voz desgarrado y una ironía que raya en lo ordinario, no es la opción.
Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién.
Los últimos discursos del presidente han sido fallidos. Se entiende perfectamente su indisposición ante la traición del ex canciller Leyva y la andanada de improperios y diatribas en su contra, pero ello no obsta para que pierda su compostura y el talante de rectitud y mesura.
Insultar y perder la clase no es lo indicado, más ahora cuando está consolidando un movimiento popular a su favor y el país necesita entrar en una fase de unión en torno a unas reformas que consolidarán una propuesta de cambio efectiva.
Eso de azuzar a los seguidores como si fueran hordas sedientas de venganza con un tono de voz desgarrado y una ironía que raya en lo ordinario, no es la opción. Llamar a sus contradictores unos HP y reírse luego, es grotesco, pierde ritmo y consonancia. Está bien que haga su crítica contundente, pero no mezquina ni mucho menos soez -así no la quiera hacer, pues se le nota forzado e inseguro-
Los indicadores hablan de estabilidad económica y el país está asumiendo un nuevo destino padeciendo los últimos latigazos de la guerra terrorista narcotraficante. No hay tiempo que perder, ni menos la clase y el decoro.
¡Ánimo señor presidente, no es hora de declinar!