Opinión

Universidad pública financiada o aviones de combate

Hoy no es lo fundamental para la democracia discutir si son o no estos los aviones a comprar. La alianza progresista por el cambio no ha visto nunca la necesidad de reemplazar ni los viejos kfir ni los Mirage.

Luis Alfonso Ossa B/Opinión/El Pregonero del Darién

Por supuesto que para quienes siempre hemos sido enemigos de la guerra, la discusión en torno a la calidad o a la eficiencia de las armas no es en absoluto lo pertinente y menos podemos asumirla como fundamental. Con mayores veraz cuando al mando del Estado hoy en día se encuentra un político que llegó a ese cargo liderando una coalición progresista para la cual la paz es la propuesta estructural alrededor de la cual se propuso desarrollar la plataforma política que se le propuso al país.

Cómo entonces podemos salir a defender como si fuera algo prioritario, el cambio de los obsoletos aviones de combate que para el país apenas han significado un costoso embeleco guerrerista que solo lo hemos usado para gastar horas de vuelo y combustible en los desfiles del 20 de julio.

El país en la historia contemporánea no ha tenido conflicto con nación alguna que nos haya abocado al uso de esos costosos aviones de combate por lo que precisamente    han terminado por envejecer volviéndose obsoletos hasta el punto que hoy solo valen lo que representan en kilos de chatarra.

¿Para qué entonces pretende el gobierno actualizar unos equipos de combate, que para sus efectos nunca los hemos utilizado en más de 40 o 50 años? Cómo vamos entonces a dejar pasar desapercibido que un gobierno progresista que tiene la obligación de tener este asunto más claro que quienes construyeron esa estructura belicista del Estado actual que es la que hoy demanda actualizar sus aviones de combate pensando en no sabemos que guerra de fronteras con cual país en particular.

Mientras la universidad pública  tiene su presupuesto deficitario, el ICETEX debe recortar el número de beneficiarios por carencia de soporte financiero, el aparato de salud  se encuentra en un complicado  problema  financiero y  en general cuando los ajustes técnicos del presupuesto obligan al gobierno a hacer recortes generales en el presupuesto de gastos, mientras este es el  panorama fiscal  tan precario, cómo podemos sentarnos a negociar costosos aviones de combate siendo que las prioridades son otras y que seguramente se verían satisfechas por lo menos parcialmente con esos dineros  con los que pagarán los nuevos aviones.

Pero para quienes tenemos una visión progresista del modelo de Estado que la Coalición por el Cambio le ofreció al pueblo colombiano y con la cual pudimos acceder al manejo del gobierno, el asunto de comprar nuevos aviones de combate debería haber sido cancelado desde que Gustavo Petro tomó posesión como presidente.

No nos quepa la menor duda que la crónica que hoy publica el periódico El Colombiano nos la merecemos y por supuesto que termina haciéndole daño al progresista gobierno.

Contradicciones como esta son el producto de no haber construido una estructura de Partido que tamizara las propuestas a realizar desde el gobierno evitando así que terminaran volviéndose realidad contradicciones como esta de los aviones de combate.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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