Por: Mario Aguiar Ch.Coordinador de proyectos Río Abajo – Urabá
Nellys Domicó, del resguardo indígena Jaikerazabi, fue seleccionada como la fotografía ganadora en la categoría indígenas; Nicol Murillo, una adolescente de la Institución Educativa Francisco Luis Valderrama, de Turbo, ganadora en la categoría afrodescendientes, y Valeria Rojas, de la Institución educativa San Pedro Claver, de Apartadó, en la categoría general, fueron las ganadoras del concurso de fotografía “Miradas de Justicia”, que en el marco del proyecto que lleva el mismo nombre promovió en Urabá la corporación Río Abajo, Cultura y Comunicaciones, con el apoyo de USAID.
Las fotografías fueron presentadas en exposiciones públicas realizadas en el corregimiento El Totumo, de Necoclí; en las cabeceras municipales de Turbo y en Apartadó y prontamente se exhibirán en otros municipios de la región.
Este concurso fue el colofón de una serie de capacitaciones que se dictaron para fortalecer colectivos de comunicaciones en comunidades indígenas, consejos comunitarios afrodescendientes y en instituciones educativas donde hay registrada comunidad en general, y que buscaba, además de la cualificación en asuntos técnicos y de contenido en la imagen fija, una reflexión entre los participantes sobre cómo concebíamos la justicia y de qué manera reflejar esa concepción.
Con la muestra tenemos una visión fresca y espontánea, pues obedece a tomas que no pasaron por filtros digitales ni grandes preparaciones o estudios, y tampoco son fruto de costosos lentes. Son las lecturas de calle que hicieron arriesgados fotógrafos, quienes las capturaron en la herramienta más democrática que tenemos actualmente para registrar la historia y la sociedad: el celular. Ellos solo tomaron de manera intuitiva lo que para ellos es Justicia, luego de expresar que esta es que los niños tengan derecho al juego, a la diversión; que tengamos alimentos; que respetemos y honremos a los menores y a los mayores… y a los semejantes… y al entorno, a la naturaleza; que podamos acceder al agua; cuidar el mar; tener una vivienda; poder trabajar y recibir un pago justo; poder asistir a ritos religiosos de acuerdo con nuestra escogencia, entre muchas otras lecturas que son la percepción sincera, franca, abierta, sin atravesaños teóricos.
La continuidad de este proceso de cualificación la tendremos en instituciones educativas de Caucheras, en el municipio de Mutatá; en los cascos urbanos de Chigorodó, Apartadó, Carepa y Turbo, y en acompañamiento de los consejos comunitarios afrodescendientes de Necoclí, en El Totumo y otras comunidades rurales.