La bondadosa corrupción
Confiesan y pagan en casas de veraneo sus condenitas, y luego disfrutan del saqueo, así con desparpajo y sobre seguro. ¡Hasta donde hemos llegado!
Juán Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién
Salir de la corrupción después de haberse consolidado como una aparente cultura de progreso y eficiencia, es labor casi imposible. De inmediato la reacción que en los corruptos suscita no se hace esperar, y la violencia desplegada para hacerlo, apenas se agacha solapada preparando el zarpazo final.
Ya estamos llegando al límite, por eso el golpe al presidente se urde de acuerdo a la metodología impartida: Inician con el golpe blando, descalificando, obstruyendo, manipulando, mintiendo y haciendo escándalo mediático con grandes titulares, incluso muchos de los corruptos que fingiendo ser aliados y amigos del presidente, se sacrifican en aras de sus patrones, confesando sus delitos y pactando con la Fiscalía beneficios de oportunidad en los que los delincuentes colombianos de cuello blanco han sido expertos.
Confiesan y pagan en casas de veraneo sus condenitas, y luego disfrutan del saqueo, así con desparpajo y sobre seguro. ¡Hasta donde hemos llegado! Después vendrán las vías de hecho, tomas militares que todavía no consideran, puesto que no conviene acabar el negocio y perder sus prebendas, a sabiendas que la Fuerza Pública ya ha tomado partido en el actual gobierno y han visto que la política social del presidente, los beneficia a todos.
Las reformas que se pretenden garantizan a la comunidad los derechos básicos que han sido tomados por los corruptos como un negocio altamente rentable a través del tiempo: 30 largos años de robo a la salud y a las pensiones, como complemento al despojo paramilitar guerrillero, de las tierras fértiles a 6 millones de campesinos desplazados, con120.000 desaparecidos (en Argentina fueron 9.000) y 450.000 muertos registrados a partir de la guerra entre liberales y conservadores ( origen del fenómeno guerrillero ya desvirtuado por el narcotráfico).
La sociopolítica colombiana es bien curiosa: un fenómeno de rapiña evidente, defendido a capa y espada por elegantes delincuentes: gerentes de las EPS que dilapidan los recursos del Estado, directivos de los fondos privados que estafan a nombre de falsas esperanzas de pensión y que sólo favorecen a ahorradores de grandes ingresos y todos los demás grupos de saqueo que periódicamente se conforman en las elecciones locales o parlamentarias. Ej.: Olmedo y Cía. carteles de la toga, etc., etc.
Razón tenía el tristemente célebre Rodolfo Hernández cuando nos engatusó con el sueño de acabar con la «ladronera», sabiendo que era uno de ellos manipulando con el arte sutil que casi lo convierte en presidente de la república.
¡Cómo traman para quedarse en el poder!, pero ya las evidencias son múltiples y ahora vemos a personajes como Claudia López tambalear ante la acusación de haberse robado con su esposa 12.000 millones para modificar los planos del Metro de Bogotá, o el escándalo horroroso de la UNGRD, y para ponerle la cereza al pastel, el robo de más de 100.000 millones en el proyecto del tal «Central Park» (Tulio Ospina) en Bello en donde Luis Pérez prometió que íbamos a tener autódromo en seis meses.
Que risa. En seis meses se esfumaron los recursos y terminaron en un enfrentamiento ridículo entre contratistas «demandándose» por 12.000 millones.
El progreso y el refinamiento de la cultura de la corrupción en Colombia es francamente poderoso, digno de varios capítulos en «La Historia Universal de la infamia»
¡Cómo tiene de trabajo la Fiscalía!