Opinión

¿Hasta cuándo tenemos que soportar esto?

Esta ocupación ilegal y el robo, de sus recursos petroleros, se calculaba por medios de prensa hace unos meses en más de 115 mil millones de dólares.

Juan Hernández Machado*/Opinión/El Pregonero del Darién

Cuando surgen los problemas hay que enfrentarlos directamente, sin cortapisas ni ambivalencia, máxime cuando son problemas que afectan la seguridad internacional.

Pero como nuestro mundo está al revés, en muchas ocasiones los creadores de los problemas son los principales portavoces de la “democracia” y quienes vienen ejerciendo una gran influencia negativa en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), principal órgano encargado de la seguridad nacional en el mundo.

Qué mejor ejemplo que la existencia de los laboratorios de armas de exterminio en masa en Iraq, argumento utilizado por el gobierno estadounidense para invadir ese país y que resultara al final ser una flagrante mentira… pero el mal ya estaba hecho, las tropas estadounidenses ocuparon Iraq por bastante tiempo y todavía hacen cierta resistencia para acabar de irse de ese país, como lo quiere su pueblo y su gobierno.

Otro país árabe, la República Árabe de Siria, tiene una historia similar que contar.

En el año 2011 se inició una guerra civil en ese país cuando fuerzas terroristas pretendieron derrocar a su gobierno legítimo. En esa oportunidad dirigía la Casa Blanca el ilustre demócrata Barak Obama, a quien no le tembló la mano para aprobar la “Operación Sicomoro” , de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense, que permitiría armar y entrenar a efectivos del llamado Ejército Sirio Libre, mientras imponía sanciones económicas al país.

Es decir, las fuerzas terroristas se vuelven contra el gobierno legítimamente establecido de un país, y los dirigentes de Washington, en lugar de apoyar a dicho país como sería lo lógico, apoyaron sin restricción alguna a las fuerzas en su contra, que en ese caso dejan de ser terroristas para convertirse en “combatientes por la libertad”.

Y luego que el llamado Estado Islámico ocupara el este de Siria en el 2014, el gobierno estadounidense logró aprobación internacional para dirigir una coalición integrada, además, por efectivos de Canadá, el Reino Unido, Francia, Jordania, Turquía, Australia y otros.

Al amparo de la Operación Inherent Resolve, las fuerzas estadounidenses hicieron su aparición el 22 de septiembre del año 2014 para apoyar a los rebeldes sirios y a las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias, los que se oponían tanto al Estado Islámico como al democráticamente electo presidente sirio Bashar al-Assad, ocupando partes del este de ese país.

El inicio de los ataques directos estadounidenses contra las fuerzas del gobierno sirio se produjo el siete de abril del 2017, tanto mediante ataques aéreos contra posiciones sirias como por el derribo de medios aéreos sirios que actuaban contra las fuerzas de oposición que se asentaban en el área de al- Tanf.

La derechista administración de Donald Trump anunció en enero del 2018 que mantendría una presencia militar indefinida en Siria hasta que se cumplieran su principal objetivo que era derrocar al presidente al-Assad. Pero como dicha administración acostumbró a su pueblo en este y otros temas, en diciembre de ese año el presidente ordenó el retiro de cerca de 2,500 efectivos terrestres, planteando que la retirada total se terminaría al año siguiente.

Ese mismo año, el presidente Trump llamó a su homólogo sirio “animal” por un ataque químico en la ciudad siria de Douma que los estadounidenses atribuían a al-Assad. Esto motivó que días después, el 14 de abril, los Estados Unidos, junto a Gran Bretaña y Francia lanzaran ataques coheteriles contra Siria. El final del incidente fue muy parecido a lo sucedido en Iraq cuando el presidente George W. Bush ordenó la invasión a ese país para eliminar las armas de exterminio en masa que nunca aparecieron.

Ante esta situación y como los halcones nunca están satisfechos, la retirada inicialmente anunciada por Trump no les convenía y se volvió a informar al mundo que quedarían unos 400 efectivos estadounidenes de forma indefinida en territorio sirio, supuestamente para continuar el enfrentamiento al Estado Islámico, el que prácticamente quedó aniquilidado en Siria en el mes de octubre del 2019.

No es nuestro objetivo llenar páginas con los diferentes actos de agresión estadounidense contra las fuerzas sirias en ese período.

Lo que debemos recalcar es que, si Estados Unidos y sus aliados fueron a ese territorio a combatir al terrorista Estado Islámico y este quedó derrotado en el año 2019, entonces no había razón alguna para mantener su presencia dentro del territorio sirio, que, es bueno aclarar nunca fue autorizada por el gobierno legítimo de ese país.

Entonces, todos los que seguían los acontecimientos pensaron que Estados Unidos retirarían sus efectivos al haberse cumplido la tan publicitada eliminación del Estado Islámico en ese lugar, pero, en su lugar, se posicionaron en las gobernaturas de al-Hasakah y Deir ez-Zor para desde allí controlar la infraestructura de petróleo y gas y posteriormente el jefe del Comando Central estadounidense declaró públicamente que “no había fecha “para terminar la presencia estadounidese en Siria.

Quienes pensaron que con la derrota de Trump y la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden las cosas iban a mejorar se equivocaron totalmente porque ya lo dijo un gran sabio popular estadounidense “no hay nada más parecido a un republicano que un demócrata, y viceversa”.

De todas formas, cuando comenzaron a publicarse diferentes libros sobre la actuación de la administración Obama en la guerra contra el terror y los conflictos en el Medio Oriente, se aprecia que la posición de Biden, como vicepresidente, siempre estuvo más a la derecha de la del presidente, por lo que no extrañó que tan temprano como fines de febrero del 2021, él ordenara ataques aéreos contra instalaciones de milicias pro Irán estacionadas en Siria. Dichos ataques se repitieron en junio de ese año.

Lo que se ha visto desde entonces hasta hoy, reproducido esporádicamente en noticieros de televisión, por prensa escrita internacional, así como en los sitios webs de agencias de renombre mundial es el despliegue de fuerzas militares estadounidenses custodiando una gran caravana de pipas de combustible que roban de los pozos sirios controlados por ellos.

La base principal que mantienen en territorio sirio es la de Rmeilan, gobernatura (provincia) de al- Hasakah, donde radican unos 500 efectivos, que tiene la tarea de proteger los pozos petroleros de la zona que, según fuentes de prensa, producían 180 mil barriles diarios en el 2011.

Las otras bases radican en Al-Omari, en Deir Ezzor, que protege pozos que producían 80 mil barriles diarios y en Al-Shaddadi, cercana a los yacimientos de al-Gypsa.

Si hablamos en términos geopolíticos, se pudiera entender, aunque no apoyar ni justificar en lo absoluto, que la presencia militar estadounidense en esos lugares se deba para dar determinada protección a Israel y servir de contención a la influencia de Irán y de Rusia en Siria.

Pero el descarado robo sistemático del petróleo sirio durante estos años no diferencia en nada a los militares estadounidenses de los piratas somalíes que asolan a las embarcaciones que pasan cerca de las costas de su país. Tal vez la bandera y el uniforme, pero por lo demás son tan piratas, tan ilegales y tan dignos de condena como son los piratas somalíes.

Esta ocupación ilegal de parte del territorio sirio y el robo, también ilegal, de sus recursos petroleros, se calculaba por medios de prensa hace unos meses en más de 115 mil millones de dólares.

Desde que comenzara la nueva etapa del genocidio del pueblo palestino por parte del gobierno de Tel Aviv, el mismo 7 de octubre del año 2023, las fuerzas estadounidenses estacionadas ilegalmente en territorio sirio y las legalmente estacionadas en territorio jordano, en especial en lo que se conoce como base militar Torre 22, unidad de apoyo logístico situada a 20 kilómetros de Al Tanf, donde radican unos 350 efectivos estadounidenses, han sido blancos esporádicos de ataques de la resistencia islámica que apoya al pueblo palestino.

Funcionarios del Pentágono, en declaraciones a medios de prensa árabes, han reconocido haber sido atacados en más de 40 ocasiones en Siria. Algo nuevo que satisfizo a quienes se oponen a esa presencia ilegal yankee y al robo que hacen de los recursos naturales sirios fue poder ver videos en los que ciudadanos sirios de pequeños pueblos y aldeas bloquean carreteras para impedir el paso de los ocupantes estadounidenses.

Y esto es lógico que suceda pues unido a la ilegalidad de su presencia y al saqueo de recursos que no les pertenecen está el irrestricto apoyo político, diplomático, militar y de inteligencia a tiempo real que el gobierno de Joseph Biden está brindando a Israel desde el inicio de la nueva etapa del genocidio contra el pueblo palestino. Genocidio que ha costado más de 42 mil vidas palestinas, en buena medida mujeres y niños.

No satisfechos con esto, el gobierno estadounidense continúa enviando tropas adicionales al teatro del Medio Oriente, bajo el supuesto de que Irán puede hacer cualquier cosa contra su protegido Israel.

Otro componente de esta compleja situación son los repetidos ataques aéreos de Israel contra objetivos sirios y donde se encuentran asesores iraníes que cooperan legalmente con ese país para defender su soberanía e independencia.

A pesar del desarrollo de la industria militar de Israel, no hay dudas de que para ejecutar dichos ataques han contado con ayuda yankee, especialmente en cuanto a inteligencia a tiempo real se referiere.

Y por si eso fuera poco, en sus intentos por prevenir ataques de efectivos de Hezbolá estacionados en Siria, las fuerzas armadas de Israel, a mediados del año 2022, entraron en territorio sirio sobrepasando la línea establecida en 1974 bajo los auspicios de la ONU, conocida como UNDOF, que se encuentra alrededor del pueblo de Jubata al- Jashab en Quneitra, mediante la que las fuerzas sirias quedaban al este de dicha línea y las de Israel al oeste. Allí construyeron una carretera que llamaron Sufa 53.

Los últimos reportes de prensa nos dicen que, no bastando con las continuas agresiones aéreas a Siria, los militares de Israel vuelven a irrumpir en el área, ocuparon más de 500 metros de territorio que han desbrozado y comenzaron a construir estructuras; están disparando a los habitantes de las aldeas vecinas que desean acercarse.

Sin dudas, con esta nueva acción violatoria de los derechos legítimos de Siria y de lo establecido hace años bajo los auspicios de la ONU, el gobierno de Israel una vez más se burla de la comunidad internacional y establece nuevos puntos de control militar y de obtención de inteligencia sobre las milicias de Hezbolá en el sur de Siria.

Y si hay un pueblo en el mundo que tiene la moral y la resistencia para referirse a este tema de ocupación ilegal y condenarlo con las expresiones más fuertes, es el pueblo cubano, que desde febrero de 1903 tiene en la parte oriental de su territorio una base naval yankee que se mantiene, a partir del primero de enero de 1959, contra su voluntad y desde la que se han planificado y ejecutado disímiles acciones terroristas contra nuestro país.

Dicha base, que tuvo su importancia militar en algún momento, hoy solo sirve de elemento de presión contra Cuba, de cárcel en un limbo a quienes Estados Unidos considera posibles terroristas y de gasto innecesario para el contribuyente estadounidense.

Durante una entrevista que concediera, en 1977, a la periodista de la ABC estadounidense, Bárbara Walters, al referirse al tema, el comandante en jefe de la revolución cubana Fidel Castro Ruz manifestó “La mantienen como un acto de fuerza y de prepotencia… están contra nuestra voluntad y yo creo que no se puede tener una base militar en territorio de ningún país contra la voluntad de ese país… ¿Qué derecho tiene Estados Unidos de estar en Guantánamo contra la voluntad de nuestro pueblo? “ 1

Lo mismo se aplica al caso de Siria.

¿Hasta cuándo va el mundo a permitir que los gobernantes estadounidenses impongan sus criterios sobre el resto de la humanidad?

Ayer fueron Yugoslavia, Libia, Iraq, Afganistán, el armamentismo de Ucrania y el cerco a Rusia; hoy es Siria, las provocaciones a la República Popular China usando el caso de Taiwán como instrumento, el apoyo sin control a Israel sin importar el grave genocidio que está cometiendo contra los palestinos, y las acciones desmedidas contra Irán, Cuba, Venezuela, Nicaragua.

Es hora que la verdad histórica se imponga y que unos cuantos se acaben de quitar la careta que les permite, por una parte, condenar medianamente acciones tremendas como el genocidio del pueblo palestino y los ataques desmedidos de Israel al Líbano, mientras que, por la otra, les ríen las gracias a los estadounidenses, les permiten tener bases en sus territorios y erguirse como los “promotores de la paz” para encontrar fin a los conflictos vigentes.

¿Hasta cuándo se les va a permitir utilizar el Consejo de Seguridad de las Naciones unidas como excusa para legitimar sus acciones? Su desprecio hacia ese augusto órgano mundial se pone de manifiesto en las más de 45 resoluciones relacionadas con el tema de Palestina que han vetado por no convenir a los intereses de Israel.

Es preferible que la cara se nos ponga roja una sola vez por decir la dura verdad de frente a todos, y no que se nos ponga rosada cientos de veces porque admitamos el lenguaje edulcorado, falsamente diplomático- porque aún en la verdadera diplomacia se defienden y sostienen los principios propios- y amigable que se utiliza con los yankees, como si ellos no fueran los principales responsables de muchos de los problemas del mundo.

Terminemos con las actitudes vergonzantes que solo sirven para extender el sufrimiento de nuestros pueblos.

13 de octubre 2024.

1 Entrevista de Fidel Castro Ruz, Primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los Consejos de Estado y de ministros de Cuba con Bárbara Walters, periodista de la compañía televisiva ABC de Estados Unidos, sobre las relaciones Estados Unidos- Cuba, 19 de mayo de 1977.

*Miembro de la Unión de Historiadores de Cuba

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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