Filatelia naval y el Lazo Azul del Atlántico
En 1953 el “United States”, de Estados Unidos, logró la supremacía en ambas direcciones al hacer el recorrido en 3 días y 10 horas.
Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién
Desde que las naves de Cristóbal Colón tocaran tierra americana en 1492, los viajes entre los llamados Viejo y Nuevo mundos cobraron una importancia tremenda al ser la única forma que tenían las entonces potencias navales europeas para apoderarse de las riquezas existentes en las nuevas tierras.
Sin dudas, el Atlántico era el principal escollo a vencer.
Durante cuatro siglos nuestro continente fue cambiando y en la parte norte las Trece Colonias se convirtieron en Estados Unidos, luego de alcanzar su independencia y el desarrollo de los medios navales fue uno de los logros significativos de ese país.
De nuevo el Atlántico fue el principal enemigo a derrotar, tanto para europeos como para los estadounidenses, en cuanto a la rapidez con la cual transportar sus productos a buenos mercados y sus personas a las distintas actividades que se organizaban en ambos polos de influencia.
Es así como surge, en los albores del siglo XIX, el Lazo Azul del Atlántico, como forma de estimular las travesías más rápidas, lo que reportaba mayores ganancias tanto para los dueños de las embarcaciones como para todos quienes iban en las mismas.
Prácticamente todas las embarcaciones ganadoras de este galardón aparecen en emisiones postales de diferentes países y son objeto especial de los coleccionistas filatélicos de temas navales.
El Lazo Azul del Atlántico se fijó para la embarcación que utilizara el menor tiempo entre dos puntos fijos en los dos continentes, tanto para la travesía de ida de América a Europa como para la del regreso.
Los entonces veleros de las compañías estadounidenses dominaron esta actividad al lograr récord de 21 días en la travesía América- Europa y de 33 al regreso.
Pero la introducción del vapor en las embarcaciones dio un vuelco positivo a esta competencia, contribuyendo a la reducción del tiempo de la travesía.
El primer buque propulsado a vapor que cruzó el Atlántico – entre mayo y junio de 1819- fue el “Savannah”, de Estados Unidos, pero no tuvo derecho al galardón pues el vapor fue utilizado solamente durante tres días de la travesía.
El honor de ser el ganador del primer Lazo le correspondió al buque canadiense “Royal William”, quien hizo la travesía América- Europa en 25 días.
Posteriormente el “Great Western”, de Estados Unidos, alcanzó 15 días en la ida y 13 en el regreso.
La Compañía británica Cunnard Line Co., acaparó, con su vapor “Britannia”, el título entre 1840- 1851.
Luego el galardón pasó a poder de la Collins Line americana, de Estados Unidos, durante 5 años para volver a poder de la Cunnard con su embarcación “Persia”.
Durante 41 años el Lazo Azul estuvo en poder de las compañías británicas White Star, National e Inman hasta que en 1909 paso, transitoriamente a la German Lines de Alemania.
Efímera fue la tenencia del galardón en manos alemanas pues ese mismo año el “Mauritania”, de la Cunnard, hizo el recorrido Europa-América en 4 días y 17 horas, manteniendo la supremacía durante dos décadas.
La sustitución del vapor por la propulsión con diésel contribuyó a que los tiempos se redujeran más y la competencia por este galardón fuera más dura.
También obtuvo el Lazo Azul el “Lusitania”, buque similar al “Mauritania” y de la misma compañía, al hacer el recorrido en unas horas menos.
En 1929 volvieron los alemanes a obtener el galardón con sus buques Bremen y Europa, y posteriormente pasó al buque “Rex” de Italia.
El “Normandie” francés, logró el récord en 1933 con 4 días y 3 horas, mientras que en 1938 el británico “Queen Mary” hizo el recorrido en 3 días y 20 horas, manteniendo esa primacía durante 14 años.
Hoy, cuando el avión ha desplazado a los grandes buques de pasajeros para viajes intercontinentales y la navegación de pasajeros se centra en los Cruceros de lujo, la referencia al Lazo Azul del Atlántico puede parecernos un cuento de nanas.
Sin embargo, durante más de cien años fue un buen incentivo que contribuyó al desarrollo de la propulsión naval en nuestro continente y en Europa. Tan es así, que no se concibe una buena colección de filatelia naval que no tenga, aunque sea una referencia, a este importante premio.
*Historiador cubano y Premio Nacional de Filatelia 2012.