Pensando en voz alta
*El Papa Francisco dijo hace unos días que la iglesia católica no puede volverse un club de viejos pues ese será el principio del fin.
Jaime Bedoya Medina/Opinión/ El Pregonero del Darién
*Hace más de un año renunció el obispo de Pereira, Rigoberto Corredor. Un clérigo desteñido que nada le aportó a la grey. Sorprende que el Santo Padre aún no le haya aceptado la dimisión, obligatoria a partir de los 75 años, cuando es costumbre en él sacar esos prelados de misa y mesa para reemplazarlos con nuevos pastores que “huelan a oveja”. Dizque parte de la crisis religiosa está en que, por lo menos, el 30% de los candidatos no aceptan y hay casos recientes en los que renuncian antes de posesionarse.
Rigoberto llegó al episcopado por la palanca del otrora poderoso cardenal Castrillón. Fue enviado a Buenaventura, pero hizo lobby para salir cuanto antes y nadie lo recuerda con afecto. Pasó a Garzón y de ahí dio el salto a esta jurisdicción eclesiástica muy peleada por los jerarcas. Sus antecesores, Baltazar Álvarez, de larga permanencia y sin resplandor. Darío Castrillón, potente cabeza, brillante orador y en un tiempo comprometido con la redención social de los más humildes; voz poderosa contra los escuadrones de la muerte que hicieron su agosto en la ciudad disparando a los indigentes refugiados en los aleros de las casas, durante las oscuras y frías noches pereiranas. Fabio Suescún, también brillante, excelente conversador y buen conservador. Tulio Duque, muy medianito intelectualmente, pero sencillo y amigo de brindar con ricos y pobres. En pocos años nadie recordará a Rigoberto, pues no deja una obra meritoria.
*El Papa Francisco dijo hace unos días que la iglesia católica no puede volverse un club de viejos pues ese será el principio del fin. Pobre Papa, tan ingenuo. ¿Acaso desde hace tiempo no lo es? Quién va a las ceremonias religiosas, viejos. Quién se confiesa, hace la primera comunión, se casa, se confirma, nadie. Las iglesias están vacías y en Europa, hay muchas cerradas. Aquello de que “las puertas de infierno no prevalecerán contra ella”, funcionaba sobre la base del temor a la condenación eterna.
*El arzobispo de Bogotá será uno de los que participen en la escogencia del sucesor al pontífice argentino, al que no le gusta llamarse Papa, sino Obispo de Roma, una de las tantas muestras de sencillez, humildad y colegialidad que predica. Monseñor Luis José Rueda, es un pacificador; partidario de los diálogos con todas las fuerzas del conflicto porque sabe que la paz no se hace entre amigos sino entre contrarios. Buen aporte de este prelado a la paz de Colombia.
A los partidarios de la guerra, les decimos, si son tan verracos, por qué no mandan a pelear a sus amados hijos y parientes. ¿Cómo? Usted está loco me responden; para eso tenemos tantos muchachos desocupados en los barrios pobres de las ciudades que necesitan la libreta de primera. ¡Ah, no sea bobo, hable en serio! No podemos olvidar que las causas de la guerra son la marginalidad, la pobreza y la ausencia del Estado.
*Maduro, cada vez más aislado. Caerá porque caerá.