Vamos a comer panela
Aunque este dulce se conoce en España y en varios países asiáticos como Laos, India, Paquistán y Sri Lanka, en nuestros países latinoamericanos es muy popular porque se hace artesanalmente.
Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién
Recientemente nuestro amigo Gilberto Gallo Martínez, de Medellín, nos envió algunos materiales filatélicos de su país y nos llamó mucho la atención la hojita filatélica que acompaña este trabajo y que muestra a la panela, como le dicen en Colombia a nuestra raspadura de azúcar de caña, en diferentes formas y acompañando a diversos platos tradicionales de ese hermano país.
Esta emisión, aprobada por la Resolución 2601 del tres de octubre del 2019 del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, fue puesta en circulación el día nueve de ese mismo mes. Es un pliego con cuatro estampillas de 40 X 30 milímetros, de las cuales se imprimieron 22, 364 ejemplares.
Aunque este dulce se conoce en España y en varios países asiáticos como Laos, India, Paquistán y Sri Lanka, en nuestros países latinoamericanos es muy popular porque se hace artesanalmente y ha sido y es el deleite de cientos de miles de miembros del pueblo campesino y trabajador.
El guarapo sacado a la caña de azúcar es cocido a altas temperaturas hasta que forme una melaza espesa, la cual se coloca en diversos moldes para darle la forma deseada. La tonalidad oscura la adquiere por no estar refinado y debido a los minerales que contiene, tales como potasio, calcio, manganeso, cobre y hierro, entre otros.
Como decíamos al inicio, en Cuba la llamamos raspadura. Los colombianos le dan ese nombre por solidificarse la pasta en paneles o moldes de diferentes formas. En otros países sudamericanos la nombran Chancaca, como nos la diera a conocer Ernesto Che Guevara en su Diario de la epopeya boliviana.
En la India y Paquistán la nombran jaggery o gur, y existen diversas piezas postales indias relacionadas con las comidas típicas que también nos la muestran.
Indudablemente que sola, con queso o con galletas, o acompañando otros platos típicos latinoamericanos o asiáticos, nuestra caña de azúcar nos arroja un derivado que bien vale la pena probar y que ha sacado de apuros a más de una persona en su paso por la vida.
Entonces, ¿nos decidimos? ¿Sí?, pues vamos a comer panela.
*Premio Nacional de Filatelia y miembro de la Unión de Historiadores de Cuba.