Crisis de agua: exploración de escenarios
En cada aguacero que cae en la ciudad de Bogotá y en Colombia caen millones de metros cúbicos de agua lluvia la cual puede valer miles de millones de pesos.
Raúl Marino* Razón Pública/Análisis de la Noticia/ El Pregonero del Darién
Luego de varios meses de un racionamiento de agua sin resultados contundentes, es indispensable poner en discusión alternativas de mayor impacto para abordar la crisis del agua en Bogotá y Colombia. Aquí le contamos algunas posibles salidas a la crisis y lo que necesitamos para alcanzarlas.
La crisis del agua
Los fenómenos de la Niña y el Niño han afectado fuertemente a Colombia este último año, y de manera progresiva en la última década, y las proyecciones de modelamiento climático indican que esta tendencia seguirá en aumento. ¿Qué pasaría si la situación actual de crisis hídrica de Bogotá y grandes zonas del país se convierte en el nuevo normal? ¿Estamos realmente preparados para afrontar esta situación y para asegurar la supervivencia de las poblaciones urbanas y rurales?
Estas y otras apremiantes preguntas se empiezan a perfilar en las agendas urbanas de todo el mundo. La presión hídrica de las poblaciones urbanas sobre los ecosistemas degradados y afectados por el cambio climático nos ha llevado a estar nueve meses en racionamiento de agua en Bogotá, y muchas otras zonas de Colombia. Sin embargo, las soluciones que se siguen proponiendo son tomadas desde la misma visión tradicional y centralizada de los sistemas de aguas urbanos, y poco se han explorado las soluciones descentralizadas de captación y tratamiento de diferentes recursos hídricos como el agua lluvia.
Este recurso que generalmente desperdiciamos y se vuelve un factor de riesgo de inundación en temporada de lluvias puede ser la clave del ahorro que está buscando la ciudad, y del cambio sistemático de la gestión de las aguas en las ciudades colombianas. Para ponerlo en términos monetarios, en cada aguacero que cae en la ciudad de Bogotá y en Colombia caen millones de metros cúbicos de agua lluvia la cual puede valer miles de millones de pesos, y si la ciudad y sus edificios y espacios públicos pudieran captar una parte de ese valioso recurso, nos ahorraríamos miles de millones en la cuenta del acueducto de la ciudad, hogares y comercios, y ahorraríamos también en los costos de atención a inundaciones y desastres.
La transición hacia ciudades sensibles al agua , donde las áreas urbanas se relacionan de una manera amigable y protectora con el medioambiente, en especial con el ciclo del agua urbano, es una de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en sus metas 6 y 11. Por lo tanto, es de vital importancia la aceleración de las medidas de adaptación al cambio climático para reducir la vulnerabilidad y riesgo de las poblaciones y de la biodiversidad que da sustento a los servicios ecosistémicos.
Alternativas para superar la crisis
El próximo mes tendremos en Cali la cumbre COP 16 de Biodiversidad, donde se fijarán los objetivos y metodologías para la protección y conservación de la biodiversidad y las zonas naturales. En Colombia hemos superado nuevamente el índice de deforestación en relación con el año pasado, a pesar de que grandes recursos se han invertido en la estrategia de mitigación que Colombia adoptó en el Acuerdo de París y en las COP posteriores, en especial en la captación de carbono con zonas naturales protegidas, las cuales son otra fuente de nuestros recursos hídricos.
Es necesario que la mesa técnica de la crisis hídrica de Bogotá y del país tenga una visión más amplia de esta problemática y que marque el inicio de un cambio real en la agenda de la gestión de agua urbana y rural en Colombia. La gestión actual es deficiente en la integración de fuentes alternativas para la captación y retención de aguas lluvias, tanto en sequías como en inundaciones, y también es muy deficiente en el tratamiento de aguas residuales, de las cuales solo se trata un bajo porcentaje.
Estas regulaciones ya forman parte de la normativa de muchas ciudades en el mundo donde el impacto del cambio climático ha llevado a que se inviertan recursos y se desarrollen estrategias robustas, creativas y de visión prospectiva amplia para poder afrontar los retos de los siguientes 20 o 30 años de la ciudad, en lugar de resistir la situación actual con visiones de corto plazo.
Una meta ambiciosa sería que al menos el 30% de las edificaciones y un 20% de los espacios públicos de las ciudades estuvieran diseñados o reacondicionados con infraestructura verde para la captación, detención, tratamiento y reutilización de aguas lluvias. Esto diversificaría las fuentes de agua para distintos usos durante temporadas de sequía como la que vive Bogotá y Colombia, consolidando la resiliencia frente a los efectos del cambio climático.
Otra opción que se ha puesto sobre la mesa es utilizar el agua de los acuíferos subterráneos de Bogotá para hacer frente a la crisis. Sin embargo, esta alternativa tampoco es sostenible a largo plazo y puede conllevar riesgos mayores como la subsidencia del suelo, es decir, que el nivel del suelo se podría hundir en ciertas zonas de la ciudad por la explotación del agua subterránea, como ya ha ocurrido en varias ciudades como México D.F., Yakarta y Shanghái.
¿Qué falta para adaptar nuestras ciudades?
¿Qué necesitamos para que estas regulaciones sean adoptadas y escaladas en las ciudades colombianas? Una verdadera integración y compromiso entre los actores del sistema de aguas: acueductos, secretarías de infraestructura, medio ambiente, constructoras y comunidades urbanas y rurales, las cuales son las protectoras del recurso antes de que llegue a la ciudad.
Es también clave contar con más recursos públicos y privados para el desarrollo de estrategias robustas y el escalamiento de proyectos piloto que puedan demostrar la factibilidad de estos sistemas y su ahorro a largo plazo. Para ello se requiere el compromiso de todos, con el fin de agilizar y entregar soluciones construidas en el contexto urbano.
Una de las estrategias de adaptación urbana más exitosa a nivel mundial ha sido la adaptación con Soluciones Basadas en la Naturaleza, es decir, infraestructuras verdes que ayuden a reducir el impacto ambiental de la ciudad y protejan los ecosistemas urbanos. En Bogotá, se ha avanzado en la exploración de este tipo de soluciones, llamadas principalmente Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible-SUDS y han mostrado un buen desempeño técnico y de soporte al cuidado del medioambiente, en especial los sistemas de agua urbano.
Es momento de acelerar este tipo de iniciativas y de que esta alcaldía pueda dejar de herencia el inicio de la transición de la ciudad de Bogotá hacia una ciudad más sensible al agua, con mejor nivel de resiliencia para afrontar las crisis actuales y futuras.
La planificación de escenarios exploratorios también es una herramienta valiosa para trazar metas de adaptación robustas que mejoren el nivel de preparación de las zonas urbanas y rurales en Colombia ante el cambio climático.
Uno de los principales centros de investigación de escenarios de planificación es el Lincoln Institute of Land Policy en Cambridge, Estados Unidos. Este centro está desarrollando un proyecto de investigación en la implementación de la herramienta de Planificación de Escenarios Exploratorios (XSP) para la resiliencia a inundaciones y sequías en Colombia, con casos de estudio en Bogotá y Cartagena.
Este proyecto, desarrollado por Urban Mapping Agency, BuroDAP y la Universidad del Rosario en Bogotá, busca apoyar una prospectiva más amplia en la adaptación urbana al cambio climático y las estrategias para enfrentar el mayor reto de las próximas décadas. De todos nosotros depende no solo superar la crisis actual, sino cambiar la manera en que diseñamos nuestras ciudades, espacios públicos, viviendas y nuestra relación con los ecosistemas de los que depende nuestra vida.
*Doctor en Sostenibilidad Urbana de la Universidad de Melbourne y profesor de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario. Director Urban Mapping Agency, Colombia.