El desencanto nos llega desde adentro: el problema no es solo Donald Trump
Rafael Narbona*/Opinión/Informativo del Guaico/ El Pregonero del Darién
«Donald Trump roza la presidencia de EEUU. A sus votantes no les importa que sea racista, xenófobo, misógino, autoritario, machista y un delincuente convicto. De hecho, le han votado por ese motivo. La América blanca y protestante no soporta la diversidad que circula por “la tierra de los hombres libres y el hogar de los valientes”. Los inmigrantes latinos con papeles tampoco sienten simpatía por los sus compatriotas. El bote salvavidas está demasiado lleno y podría hundirse si recoge a más gente. Los hombres contemplan con resentimiento la creciente influencia de las mujeres y los amantes de las armas no soportan la idea de que se impongan restricciones, a pesar de los 6O0 tiroteos anuales. Un sector mayoritario de la sociedad estadounidense empieza a desconfiar de la democracia. Prefiere un gobierno autoritario que proteja su seguridad, aunque sea a costa de recortar libertades. Con la Cámara, el Senado y el Tribunal Supremo en manos de los republicanos, EEUU inicia un viaje hacia el pasado. Vuelven los tiempos del macartismo. Las medidas contra el cambio climático se congelarán y el nacionalismo más agresivo podrá ondear sus banderas sin mala conciencia. Las feministas, los inmigrantes, las personas LGTBI y las personas de ideas progresistas serán tratadas como el “enemigo interno”. En política internacional, se abrirá la veda para aplastar a los más débiles. Los palestinos serán definitivamente expulsados de Gaza y Cisjordania. Netanyahu podrá finalizar su campaña de limpieza étnica. La Rusia de Putin incrementará su poder y la ultraderecha continuará su ascenso en la UE y América Latina.
«Los palestinos serán definitivamente expulsados de Gaza y Cisjordania. Netanyahu podrá finalizar su campaña de limpieza étnica»
Este giro no es solo es obra de Trump y de los medios de comunicación controlados por las elites financieras. Este nuevo fascismo es fruto de un desencanto colectivo. La socialdemocracia ya no transmite credibilidad. Los Obama y los Clinton asimilaron enseguida los hábitos de las elites. Gracias a su paso por el poder, se hicieron millonarios y pudieron acceder a ese mundo de privilegios que antes criticaban. En España, la socialdemocracia ha arrojado un balance parecido. La especulación inmobiliaria ha proseguido su curva ascendente, convirtiendo la vivienda en un bien casi inaccesible. Los bancos han incrementado sus ganancias y los servicios públicos se ha deteriorado. No está de más recordar que Felipe González lideró la guerra sucia contra el terrorismo, toleró la corrupción y envió al paro a miles de trabajadores con la reconversión industrial. Sus sucesores no actuaron de forma tan despiadada, pero sus políticas sociales fueron tibias e insuficientes. O abiertamente regresivas, como la reforma de las pensiones aprobada por Zapatero, que endureció las condiciones para acceder a una jubilación decente.
En cuanto a la nueva izquierda, se ha desinflado enseguida. Por sus querellas cainitas, por la incongruencia entre las declaraciones públicas y las conductas privadas, por su retórica demagógica y sus extravagancias ideológicas. No aceptar que esa estrategia ha conducido al fracaso solo debilita la posibilidad de que reaparezca con propuestas más convincentes. La sociedad se está transformando en una masa amorfa. El auge de las pantallas y el declive de la cultura ha contribuido al éxito de los mensajes esquemáticos y simplistas. La democracia se está muriendo ante nuestros ojos. Y no es por culpa de Trump, Orban, Meloni, Milei, Netanyahu o Abascal, sino un desencanto generalizado que está avivando conductas irracionales, como el odio y el resentimiento. Estamos en el umbral de una verdadera crisis de civilización y no sabemos cómo acabará, pero con la victoria de Trump, todo sugiere que se nos viene una riada de fango dispuesta a no dejar títere con cabeza.»
*Rafael Narbona (Madrid, 1963) ha sido profesor de filosofía y hoy es uno de los críticos literarios y periodistas culturales más reconocidos de España.
Habla Trump
«Es una magnífica victoria para el pueblo estadounidense que nos permitirá hacer de nuevo grande a Estados Unidos», dijo Trump antes de la confirmación oficial al declararse ganador en un discurso en Florida ante sus seguidores y rodeado de su familia y de su compañero de fórmula, JD Vance, futuro vicepresidente.
«Vamos a ayudar a sanar nuestro país», dijo el republicano de 78 años, que prometió una nueva «edad de oro».
«Estados Unidos nos ha dado un mandato sin precedentes y poderoso», agregó.
La campaña de Harris había anunciado varias horas antes que la candidata no hablaría mientras se siguieran contando votos. Y nada se supo de ella en toda la madrugada.
Anoche concluyó la jornada electoral en los Estados Unidos con el triunfo del republicano Donald Trump, quien además dominará el senado.
Trump logró 277 votos del Colegio Electoral al suman, 71.760.568 millones de votos, el 51% del total de la votación.
Entre tanto su contrincante, la demócrata, Kamala Harris, obtuvo 214 votos del Colegio Electoral con 66.882.953 millones de votos, el 47.5% del total de los sufragios,
Donald Trump prometió como anterior mandato, mano dura contra los inmigrantes y acabar con las guerras, promesas que ratificó en su primer contacto con sus electores tras celebrar su triunfo, aunque los analistas advierten que la situación de Medio Oriente no sufrirá cambios visibles ante su cercanía con el actual gobierno israelí, aunque en el caso de la guerra en Ucrania si se esperan novedades.