Política

Reflexión

Lo único que tenemos es el instante presente. El pasado ya pasó y el futuro es sólo eso, algo por venir que aún no está presente.

Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién

El sufrimiento ocurre cuando te identificas con el pensamiento y  te conviertes en víctima de la mente y su hijo perverso: el EGO, un constructo cultural que te convence que puedes ser el mejor y el más lindo, el más inteligente y el más rico, el que tiene la razón y el que nunca puede perder… y sufres por ser víctima de tu potencial, de tu propio dinamismo, sufres porque no puedes ser como aquel con quien compites, te condueles y al final cuando crees que ya todo eso lo «superaste» con los cursos de espiritualidad y autoayuda, caes en la trampa de que todo  «es amor y unidad»… otra trampa del viejo conocido, nuestra constante compañía: el EGO.

No hay que ser «felices» sólo consientes, estar presentes y compasivos.

Lo único que tenemos es el instante presente. El pasado ya pasó y el futuro es sólo eso, algo por venir que aún no está presente. Eso no significa que no tengamos memoria, ni podamos crear una perspectiva de la vida. Lo importante es evitar el efecto sicológico negativo del pasado rumiando resentidos arrepentimientos, y tampoco siendo víctima de la ansiedad que produce el futuro. Es bien conocida la frase: «Ahora no, pero dentro de seis meses, ¡sí!» El EGO desecha el presente, lo aniquila, produciendo sufrimiento, su principal alimento.

El presente es eterno: mientras «aquí» sucede, simultáneamente lo hacen infinidad de eventos en forma vertical en innumerables -por no decir eternos-, lugares todos llenos de vida. El asombro y la riqueza vital es… eterna y no puede dar lugar a la estrecha pequeñez que brinda la mente. De ahí que todos seamos participes activos de ese devenir. Mientras esperas el bus te contemplan las plantas que te rodean, conversas con tus congéneres u observas como un insecto coquetea con la flor; el cielo, las nubes pasan, los autos, la música que va y viene, los sonidos, el llanto, el voceador de prensa, los amantes que se dan un beso de despedida, la señora que vende dulces en la chacita. La contemplación compasiva de tanta belleza, de tanto drama, todo el humilde llamado a la unidad con el entorno vital sabiéndonos hijos de la VIDA – no tu «vida»-, la VIDA, ese movimiento pleno en el ajuste perfecto, en lo que, a pesar de estar muchas veces signado por el dolor y el sufrimiento, está pleno de belleza…asombro, unidad y compasión. No la compasión lastimera, la compasión de aceptarte como un hijo más de… Dios, si así lo quieres denominar.

La felicidad es estar en calma, es poder tomarte un tintico tranquilo en la tienda del frente. Es estar en «gracia de Dios»

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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