La entrevista a una víctima en caracol 6 am
Ya tenemos suficiente ilustración, no es necesario seguir hurgando en la herida. Ahora lo que se hace necesario es limpiar y tratar de sanar.
Juan Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién.
Muy grotesca la entrevista que hace Diana Calderón en Caracol a una madre víctima de la violencia guerrillera. Un amarillismo vulgar lleno de lágrimas y desespero. Recrear la miseria de la condición humana en un escenario de sadismo y bestialidad producido por el ímpetu de la guerra, sólo lleva a más violencia y dolor.
Y todo por obtener réditos políticos contra un proceso de paz y en contra de un presidente que tuvo el coraje de dejar la lucha armada para emprender una lucha social demócrata. Volver sobre el tormento y la tortura, exhibir a una mujer destruida moralmente, a una víctima sedienta de venganza tras la muerte de su hijo y de su esposo; recrear a primera hora todo el drama de las masacres, desplazamientos y violaciones con el mensaje de la necesidad de una guerra total y vengadora contra la guerrilla, contra el «guerrillero presidente», contra los congresistas de las Farc, en nada aporta a una posible paz y sí nos retrae a las peores épocas de odio y muerte.
¡No hay derecho a ser tan pérfidos!
La historia de la infamia en Colombia ha sido muy cruel y casi difícil de creer. Tanto el ejército, la guerrilla y los paramilitares que alguna vez se tomaron el parlamento para «refundar la patria», fueron partícipes de desastres horrorosos que la entrevistada con una majestuosa facilidad de expresión recrea en forma escandalosa, más no por ello menos real.
Ya la Comisión de la Verdad, la JEP y las otras agencias del Estado y la Sociedad Civil se han encargado de investigar demostrar y tratar de juzgar hasta la saciedad toda la miseria y el dolor de los últimos cincuenta años de la historia en Colombia. Obtener réditos políticos en contra del gobierno, más concretamente contra el presidente, es una conducta periodísticamente censurable dado el daño mediático que produce. Ya tenemos suficiente ilustración, no es necesario seguir hurgando en la herida. Ahora lo que se hace necesario es limpiar y tratar de sanar.
No más dolor, no más morbo a expensas de las pobres víctimas.