Opinión

Pensando en voz alta

Conviene también recordar que la corrupción bipartidista de adecos y copeyanos (liberales y godos) generó ese abrupto fenómeno llamado Chávez.

Jaime Bedoya Medina/Opinión/ El Pregonero del Darién

Dijo el insufrible Diosdado Cabello, titiritero de Maduro, verdad tan descabellada que no resiste el análisis de un niño: “En Venezuela jamás se han publicado las actas de votación. Sólo resultados”. Es decir, como nunca las habían entregado, no se muestran tampoco ahora. Sin importar que todas las conclusiones apunten a que el dictador de miércoles, aupado por Cabello y los militares se robó las elecciones en las que el ganador en todas las encuestas era el señor Edmundo González.    

La misma majadería dijeron los cardenales cuando murió el Papa Juan Pablo I, al pedido de la necropsia para despejar dudas: Para los purpurados, la necropsia al santo Luciani, confirmaría las sospechas de envenenamiento que los comprometía, dada la antipatía que despertaba el corajudo Papa en ese cuerpo corrupto de “príncipes” de la Iglesia que, dicho sea de paso, también le ha cargado ganas desde el principio al Papa Francisco porque, de entrada, se despojó del boato mundano y les exigió a los curas oler a oveja y no a gobelinos y champaña. Pero se quedaron con las ganas y esperamos que dure unos dos años más para que logre designar el número suficiente de electores que garanticen la supervivencia de la Iglesia Católica por unos cien años más, si acaso.

Volviendo a Venezuela, es claro que la transición hacia un gobierno de unidad nacional va en camino así haya que garantizar a Maduro y todos sus secuaces no ir a la cárcel ni ser extraditados, al menos mientras se consolida la transición.

Conviene también recordar que la corrupción bipartidista de adecos y copeyanos (liberales y godos) generó ese abrupto fenómeno llamado Chávez que, al menos, en los primeros años despertó enorme simpatía en el corazón de los pueblos americanos, degrada por la llegada de ese monstruo despreciable que gobierna hoy con puño de hierro. No se hagan los bobos que allá como acá la corrupción es la causante de todos los males por encima del narcotráfico y la guerrilla. Y, en el caso Petro, como Belisario, Barco y Santos, aunque limpios en lo personal, también permeó sus gobiernos.

*Calladita la derecha con las revelaciones del señor Contralor General, a quien no podrán tachar de petrista. Tendrán que responder por esas billonadas de la salud que se robaron aprovechando la pandemia.

*Frase demoledora de un conservador: “El pueblo colombiano ostenta orgulloso su condición de esclavo y besa placentero la bota del verdugo que lo oprime”. Adivinen quién la pronunció: El Maestro Guillermo Valencia, el poeta payanés, el bisabuelo de doña Paloma. Ni el más radical revolucionario la produciría. 

*¿Qué tal el criminal que gobernaba la bella nación argentina? Eso no podía ser de izquierda.

*Gratitud eterna, Francia, por ese fantástico evento olímpico. En especial por la majestuosidad de la inauguración y clausura. Y gracias a nuestros atletas que trajeron tanta alegría.

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