Opinión

Medio Oriente: Las cosas no son tan simples (II)

Hay que exigir acciones contra las violaciones al alto al fuego en el Líbano y contra la ocupación de territorios en Siria.

Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién

Como dijimos en la primera parte de este comentario, veremos ahora qué sucedió en Siria, la participación de Israel y sus protectores en todo esto, así como la importancia de esos acontecimientos para el Oriente Medio.

¿Por qué Siria, y qué importancia tiene para Israel?

Las diferencias entre ambos países se remontan, en la historia reciente, a 1948 cuando Siria fue uno de los países árabes que atacó al recién creado Estado de Israel, enfrentándose de nuevo en varias ocasiones posteriores, entre ellas en 1967 cuando Israel ocupó parte de las sirias Alturas del Golán.

Después de la revolución islámica en Irán que diera lugar a la República Islámica en ese país, el mismo, con estrechos vínculos con Siria, se constituyó en el principal enemigo de Israel, y su protector Estados Unidos, en la región.

Por ello, cuando 14 meses de enfrentamiento con el grupo islámico Hamas y otras fuerzas palestinas en la Franja de Gaza, así como con Hezbolá en el Líbano no habían arrojado los resultados que el gobierno de Netanyahu divulgara desde el inicio, y luego de haber comprobado en varias ocasiones la pobre respuesta de Siria a sus incursiones en su territorio, era lógico que Israel apostara al eslabón más débil de la cadena para buscar un cambio en la correlación de fuerzas de la región.

Y, lo más fundamental, eso permitía terminar con aliados de Irán en el área como Siria, a la vez que se afectaba al movimiento islámico Hezbolá, que recibía apoyo de Irán a través de ese país.

Y que conste, aunque no nos vamos a extender en detalles sobre esto en esta ocasión, lo hizo con el conocimiento y apoyo de todo tipo del gobierno de los Estados Unidos de América y con una actitud vergonzante por parte de algunos países árabes de la región.

A pesar de la relativa paz y estabilidad que vivía Siria en los últimos años, partes importantes del país eran controladas por diferentes grupos armados.

El que hizo la ofensiva relámpago que propiciara la salida de Al- Assad y la entrega del poder el pasado siete de diciembre es el llamado Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que a partir del 27 de noviembre inició su ofensiva y ocupó las ciudades de Alepo, Hama y Homs antes de partir hacia Damasco, la capital.

Esa organización, filial de Al-Qaeda de Osama bin Laden, inició sus acciones hace unos 10 años como Frente Al – Nusra y en el 2018 el Departamento de Estado estadounidense la designa como una organización terrorista y le pone precio a la cabeza de su dirigente principal- diez millones de dólares.

A partir del año 2021 sus dirigentes comienzan a hacer declaraciones que los distanciaban de una posición confrontacional con Occidente y el movimiento se posicionó en la provincia de Idlib, al noroeste de Siria.

Luego de valorar el gran compromiso militar ruso en Ucrania, que privaba a ese país de poder dar un mayor apoyo al gobierno sirio, y presentándose en los medios y en las redes sociales como un grupo nacionalista sirio, inició la ofensiva que puso fin días después al gobierno de Assad.

Por su parte, efectivos militares que desertaron del gobierno sirio en el año 2011 formaron el llamado Ejército Nacional Sirio (NSA, por sus siglas en inglés) y ocuparon parte del país paralela a la frontera con Turkiye, recibiendo el apoyo de ese país, fundamentalmente para que se enfrentaran a las Fuerzas Democráticas Sirias, consideradas por Turkiye como grupo terrorista. Este contingente unió sus fuerzas al HTS cuando inició su reciente ofensiva.

En toda esta contienda, y desde antes también, el gobierno turco siempre ha tratado de evitar que los kurdos residentes en el norte de Siria establezcan un ente sólido que pudiera devenir en un Estado kurdo.

Esas fuerzas, conocidas como Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), cuando estalló la guerra civil en el año 2011 se organizaron en lo que llamaron Unidades de Protección Popular, las que ocuparon grandes porciones del noreste del país al año siguiente cuando Al- Assad retiró sus tropas de esos lugares para enfrentar a otros enemigos. Turkiye las considera la rama siria del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), a quien se enfrenta desde 1984 y que la Unión Europea cataloga de terrorista.

Esas Unidades de Protección Popular formaron alianza con algunos árabes y retomaron el nombre de FDS, controlando la mayor parte de Siria al este del río Éufrates y se incorporaron a las acciones contra el gobierno de Assad cuando los otros dos grupos iniciaron las mismas a fines de noviembre pasado.

Recientemente, un grupo que se identificó como Sala de Operaciones del Sur (SOR) comenzó acciones en el extremo sur de Siria. Se reporta que dicho grupo incluye a combatientes drusos con residencia en el sur del Líbano y en las Alturas de Golán ocupadas por Israel.

Y, repudiados por todos, los extremistas del Daesh o ISIS, como se conocen indistintamente y que dejaron de ser una amenaza real en el 2018, ocupan una parte del territorio del este de Siria.

Este grupo es el que sirve de pretexto a los “benefactores” estadounidenses para mantener un millar de soldados en la zona oriental del río Éufrates donde controlan varios campos petroleros.

Para mayor ampliación al respecto vea, publicado en este mismo sitio el 16 de octubre pasado, “¿Hasta cuándo tenemos que soportar esto?”

Así las cosas, todos parecieron ver el contubernio de los Estados Unidos con los grupos insurgentes menos con ISIS, el robo descarado de recursos petrolíferos de Siria, el crecimiento del descontento en los lugares donde operaban esos grupos porque el gobierno nacional no llegaba. Solo que el presidente sirio no llegó a darse cuenta de esto.

Según informaciones procedentes de Irán, el Ayatola Jamenei le advirtió a Assad en junio pasado sobre lo peligrosa que se estaba tornando la situación, incrementó su apoyo y propuso algunas variantes de mayor ayuda que el presidente sirio no aceptó, sino que decidió esperar por promesas hechas por algunos países árabes y los benefactores occidentales durante los diferentes contactos para lograr un cese al fuego entre Israel y Hamas por una parte, y Hezbolá por la otra.

Y ocurrió lo que tenía que ocurrir en situaciones como esa: el derrumbe de Siria, de forma relámpago y sin resistencia gubernamental.

Usted se puede preguntar que hasta donde queremos llegar vinculando esto con Israel y con los Estados Unidos, como dejamos claro en la primera parte de este comentario.

El líder supremo iraní, Ali Jamenei, señaló la semana pasada que tenían pruebas de que tanto Israel como Estados Unidos estuvieron detrás de la caída del gobierno de Bashar Al- Assad.

Desafortunadamente, al iniciar este comentario no podíamos decir lo mismo con esa seguridad, pero el ministro de defensa sionista, Israel Katz, vino en nuestra ayuda pues reconoció el 23 de diciembre en una ceremonia con los militares de su país, que habían derrocado a Assad en Siria y que atacarían la capital de Yemen. Esto último debido al lanzamiento de varios cohetes de ese país contra Israel, uno de los cuales explotó en la propia capital, Tel Aviv.

Pero, además de eso, llamamos su atención en varios aspectos que a nuestro entender son fundamentales.

Primero, el líder del movimiento Hayat Tahrir al-Sham (HTS), que lidereara el derrocamiento de Assad, Abu Mohammed al- Julani, ha dejado bien claro en diferentes entrevistas concedidas a varios medios de prensa árabes y occidentales que la rapidez de su victoria fue resultado de una planificación meticulosa y un entrenamiento completo para facilitar la toma de ciudades sin afectar a la población.

Y debemos recordar declaraciones de un jefe militar de Israel en el año 2019 cuando admitió que su gobierno había estado armando a algunos grupos rebeldes sirios que estaban en contra del gobierno de Assad. Ese militar manifestó que no solo su país financiaba a algunos de esos grupos, sino que también lo hacían los gobiernos de Estados Unidos y de Jordania respectivamente.

Al- Julani afirmó, además, que Siria no participaría más en conflictos que crearan mayor devastación en el país y en el área, y que la prioridad era la reconstrucción de Siria luego de tantos años de guerra, así como la estabilidad interna.

Él fue claro al expresar que era hora de dejar atrás la mentalidad revolucionaria, que los impulsó a ellos durante la guerra y que había que crear instituciones modernas, respetando el estado de derecho y garantizando los derechos de todos los ciudadanos sirios.

También dejó claro que había que evitar cualquier provocación que pudiera conducir a una escalada regional y que la diplomacia sería el principal instrumento para garantizar la paz.

Y mientras la nueva dirigencia siria no podía expresar mayor moderación en sus pronunciamientos, con la misma rapidez con la que ellos realizaron su ofensiva para derrocar a Assad, pero en mucho menor tiempo, el Estado de Israel lanzó una gigantesca operación aérea contra Siria para destruir los principales asentamientos, almacenes, emplazamientos de diferentes armas, bases militares, centros de investigación y todo lo militar que ellos consideraron potencialmente peligroso para su seguridad.

Netanyahu primero los amenazó y luego justificó esa gran destrucción del poder militar que tenía Siria para evitar que esos medios cayeran en manos de enemigos de Israel. En cerca de unos 500 ataques realizados por las llamadas Fuerzas de Defensa de Israel, más de 250 objetivos militares, de inteligencia y de investigación fueron atacados y destruidos o seriamente dañados en Siria.

De forma paralela, sin perder un minuto, tropas terrestres de Israel ocuparon la zona de amortiguación entre ese país y Siria, siendo la primera ocasión desde el Acuerdo de 1974 que se desplegaban en dicha área; lógicamente y como nos tienen acostumbrados, se dijo que era temporal para proteger a Israel del vacío de poder que se había producido en Siria, que las tropas sirias habían abandonado el lugar y ellos lo ocuparon y que le habían informado de esto a los Estados Unidos; todo lo anterior, en medio de fotos y titulares de prensa sobre la visita del primer ministro Netanyahu al lugar. Además, con las fuerzas de las Naciones Unidas estacionadas allí para evitar enfrentamiento entre los dos países, sin hacer absolutamente nada, solo observar lo que sucedía.

Juan Hernández Machado

Y, al parecer coincidentemente, el Gabinete de Israel aprobó en estos días un plan por $ 11 millones de dólares para duplicar la población en la zona controlada por ellos en las Alturas del Golán, donde hoy radican 50 mil personas. El propio Netanyahu dijo que fortalecer esas Alturas era fortalecer el Estado de Israel.

Esas Alturas habían sido ocupadas por Tel Aviv en 1967 durante el enfrentamiento con Siria. Luego, en 1981, el entonces primer ministro Menachen Begin anexó el territorio a Israel a pesar de que el Consejo de Seguridad de la ONU, en su Resolución 497, consideró esa acción como nula y sin efecto legal a nivel internacional.

Luego aparecieron las fotos de efectivos de la unidad de fuerzas especiales Shaldag izando la bandera de Israel en el lado sirio del Monte Hermón, a 10 kms de la frontera; ocupar ese lugar había sido un anhelo de los israelíes por más de 50 años, por su posición estratégica, y le permite a Tel Aviv ahora controlar desde allí áreas de Palestina, Líbano y Siria.

Netanyahu, tal vez para tranquilizar a algunos sobre el alcance de estos últimos movimientos en Siria, ha manifestado que sus tropas permanecerán allí hasta que se logre un acuerdo que satisfaga la seguridad de Israel.

No obstante, el 21 de diciembre tropas israelíes estacionadas en el pueblo de Ma’ariya, al sur de Siria, abrieron fuego contra manifestantes que se oponían a su presencia en el lugar. Se reportó que, al menos, uno había sido herido en una pierna. Este es el inicio de situaciones como esa; veremos más en un futuro.

Como era de esperar, la dirigencia del HTS se ha limitado a pedir una retirada de las tropas israelíes, pero de una forma suave y discreta, lo que ya está provocando la protesta de muchos sirios.

Segundo, ¿Qué ha tenido que ver el gobierno de los Estados Unidos en todo esto?

Para no extendernos más en este aspecto en cuanto a las sanciones, otras medidas a nivel internacional y la injerencia en la guerra civil que vivió Siria hace unos diez años, solo recordemos que en el año 2011 el ilustre presidente estadounidense Barack Obama- que para muchos era un dechado de virtudes- autorizó a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) ejecutar la operación que llevara el nombre de Timber Sycamore, con el objetivo fundamental de derrocar al gobierno sirio.

Los pobres contribuyentes estadounidenses, siempre ignorantes de lo que mal hace su gobierno en todo el mundo, fueron los que pagaron los mil millones que costó tal operación, la que incluyó el financiamiento, armamento, entrenamiento y aporte de inteligencia a los grupos radicales que se oponían a Assad.

Los objetivos de la operación no se encubrieron mucho pues en marzo del año 2013, durante una visita del señor Netanyahu a Estados Unidos, el presidente Obama le aseguró en la Casa Blanca que su gobierno continuaría trabajando con ellos y otros amigos para acelerar el fin del gobierno de Assad en Siria.

Con estos antecedentes, no sorprendió a nadie conocer desde la secretaría de prensa del Pentágono, el pasado 19 de diciembre, que los efectivos estadounidenses dentro de Siria eran alrededor de dos mil, más del doble de lo que normalmente habían mantenido en los últimos años.

Y aunque la excusa dada fue que los nuevos efectivos llegaron para reforzar sus bases en Siria a fin de poder enfrentar los crecientes ataques provenientes de la resistencia en Iraq, lo cierto es que ya en el año 2019, Donald Trump, quien dentro de un mes volverá a ocupar la Casa Blanca, había dejado claro que las tropas de su país se quedarían en el noreste de Siria porque a los EUA les gustaba el petróleo de ese país.

Además, mientras el gobierno estadounidense se demora excesivamente para quitar sanciones o calificativos dados por ellos a personas, grupos, gobiernos o países porque no se adaptan a sus concepciones de la vida, no había transcurrido una semana de la caída del gobierno sirio cuando funcionarios estadounidenses dijeron a medios de prensa de su país que la administración Biden estaba considerando quitar el ofrecimiento de $ 10 millones de dólares por información que condujera a la captura de Abu Mohammed al-Golani.

Y tampoco había transcurrido mucho tiempo cuando una delegación estadounidense llega a Damasco el 21 de diciembre, encabezada por Barbara Leaf, encargada de Oriente Medio en el Departamento de Estado yanqui e integrada, además, por Daniel Rubinstein, asesor en asuntos del Oriente Medio y por Roger Carstens, negociador principal estadounidense para la liberación de los rehenes capturados por Hamas en Israel el 7 de octubre del 2023.

Se reúnen con Ahmed al Sharaa, nuevo nombre adoptado por al- Golani, y lo primero que le informan es que el gobierno estadounidense había retirado la recompensa de $ 10 millones por información que condujera a su paradero.

Y los yanquis enfatizaron que eran alentadores los mensajes que transmitiera Shaara, pero que había que tener avances concretos y no solo palabras para que Estados Unidos pudiera dar otros pasos.

Eso nos hizo recordar cómo la administración de Bush padre trató al señor Gorbachov, que en cada reunión alababa las medidas adoptadas por este en la URSS que iban dirigidas a desintegrar ese país, pero le decían que no eran suficientes y necesitaban más hechos. Hasta que se llegó al final, la URSS se desintegró y los yanquis se salieron con la suya en aquella oportunidad.

El objetivo de los nuevos “preocupados por el pueblo sirio” es que se logre un proceso político donde todos participen, incluyendo mujeres y minorías, se reconstruya el país, se elimine la presencia de ISIS y se adopten sanciones contra los miembros del gobierno de Assad que cometieron violaciones de los derechos humanos, además, como es lógico, de eliminar la presencia rusa e iraní en Siria, como cuestiones fundamentales. De ello dependerá el levantamiento de las sanciones por parte de Estados Unidos y otros miembros de la comunidad internacional.

Como es lógico, de la flagrante violación de la soberanía siria por parte de Israel, incluyendo los nuevos territorios que ha ocupado, no trascendió ni una palabra.

Como se puede apreciar, aunque falten detalles concretos en estos momentos para saber cuándo se hizo algo y cómo se hizo, lo cierto es que los dirigentes de Estados Unidos e Israel, con la colaboración de otros que se benefician con la eliminación de Hamas, Hezbolá y la caida del gobierno de Assad, no cuentan con un sombrero mágico para en cuestión de horas y días mover la maquinaria militar que se movió para que esas fuerzas internas en Siria completaran su tarea rápidamente e Israel destruyera y ocupara todo lo que ha hecho en ese país en tan corto tiempo.

El primer premio al líder principal de los oposicionistas a Assad- eliminar la oferta de $ 10 millones por su captura- ya se entregó, aunque su organización sigue incluida en la lista de los terroristas. Pero, si “se portan bien” pronto también lo dejará de estar.

Ya Netanyahu le expresó a Trump telefónicamente que su política hacia Siria dependerá de cómo se comporten lo que están al frente de ese país ahora, que Israel está cambiando el Medio Oriente y que confíen en él.

Nosotros en América estamos a miles de kilómetros de ese teatro de operaciones, pero, sin dudas, lo que allí sucede nos deja enseñanzas que no podemos dejar pasar, como hiciera Assad con las advertencias que le hicieron.

Lo primero a considerar es que queda claro en este caso, como en otros, aunque haya muchos que se pongan espejuelos oscuros para no ver la realidad, es que el enemigo de los pueblos no es Irán, ni Rusia, ni China, ni Venezuela, ni Cuba, como pretenden hacer ver los yanquis, no importa la administración que tengan.

Es el gobierno estadounidense, aún poderoso, inteligente, mañoso, con muchos recursos, quien pretende apoderarse del mundo y sus riquezas, y si vamos a poner ejemplos de ello necesitaríamos cientos de páginas, pero el lector conoce que es cierto lo que decimos pues la mano yanqui está en Siria desde hace tiempo y mire que hay distancia entre los dos países.

Otro aspecto a mencionar, sin pretender dar receta a nadie porque los problemas internos de cada país los debe resolver el pueblo correspondiente, es que caso tras caso donde el enemigo gana espacio y las fuerzas progresistas lo pierden, se ve que estas no trabajaron como debían, que se distanciaron del pueblo y así permitieron que surgieran los Bolsonaros, los Lenin Moreno, los Macri y los Milei respectivamente.

Una palabra que no puede desaparecer de nuestro diccionario y siempre tiene que estar iluminada y con mayúscula es la de UNIDAD de todas las fuerzas progresistas dentro de la diversidad que las mismas puedan tener.

Fíjense si esa palabra y lo que significa es súper poderosa, que uno de los objetivos del gobierno estadounidense y de sus aliados regionales es dividir a los movimientos, partidos, grupos y asociaciones progresistas.

Y en este caso de Israel y Palestina lo han ido logrando con los diferentes procesos de paz que han patrocinado, porque para nadie es un secreto que hasta los movimientos del pueblo palestino están divididos gracias a la acción yanqui, pero ese es un tema que se analizará en su debido momento.

Los propios yanquis les exigen a los nuevos dirigentes sirios acciones y no palabras.

Nosotros no podemos conformarnos con nuestras denuncias y condenas a Israel, a sus promotores yanquis y a todos los otros que ayudan al genocidio del pueblo palestino y a la ocupación de tierras árabes en Siria.

Hay que exigir acciones contra las violaciones al alto al fuego en el Líbano y contra la ocupación de territorios en Siria que realiza el gobierno de Israel. Y muchas más acciones contra los comisores del genocidio del hermano pueblo palestino.

Mirémonos en ese espejo y adoptemos todas las medidas que sean necesarias para evitar que en la América Nuestra tengamos nuevos malos ejemplos como esos. Bastante es que tenemos que cargar con quienes prefieren disfrutar de una sonrisa yanqui que contar con la dignidad de su propio pueblo.

23 diciembre 2024.

*Historiador Cubano-Premio Nacional de Filatelia.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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