La jugada estaba cantada
Tampoco Israel se ha cuidado en violar los propios acuerdos de alto al fuego, tanto en Gaza como en el Líbano. Ha asesinado a supuestos dirigentes de Hamas y Hezbolá respectivamente.
Juan Hernández Machado*Opinión/El Pregonero del Darién
Nuestro comentario publicado en este sitio el pasado tres de febrero con el título “Estados Unidos e Israel: primero yo, después yo y más tarde yo”, concluía así, al referirse a la visita del primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu a Estados Unidos: “Lo que sí queda claro sin duda alguna es que las ideas y promesas de “pax” que salgan de allí nunca serán en beneficio del pueblo palestino y sí del gobierno que representa el señor Netanyahu…”.
Y como se dice en mi país, sacado del argot beisbolero, “la jugada estaba cantada”, queriendo decir- para quienes no están familiarizados con ese deporte- que se sabía lo que iba a ocurrir posteriormente.
Esto se viene demostrando desde ese día hasta hoy, 26 de febrero, en todo lo relacionado con Israel.
La administración Trump ha dejado claro de diferentes formas, el apoyo total al gobierno de Tel Aviv. En varias ocasiones, el propio presidente estadounidense ha manifestado que apoyaremos lo que ellos decidan y, en una medida que parece estar relacionada más con Irán que con Palestina, Estados Unidos liberó la entrega de bombas de grueso calibre a Israel, capaces de destruir túneles grandes, como los existentes en instalaciones armadas de la República Islámica de Irán.
Por otro lado, está la propuesta, hecha por Donald Trump el pasado 4 de febrero de limpiar a Gaza de su población, establecerla en Jordania y Egipto mientras se restaura el daño causado por más de 15 meses de despiadados bombardeos israelíes, bajo el supuesto de proteger a esa población.
La intención, sumado a lo que viene sucediendo en Cisjordania de forma acelerada cuando estaba a punto de firmarse el alto al fuego con Hamas en Gaza, es la limpieza étnica de los palestinos.
Podrán dar las excusas que consideren, adornarlas con las frases más bellas que puedan encontrar, tratar de sobornar y presionar a países para que lo acepten, pero esa es la verdadera intención.
Este ha sido el sueño sionista durante muchos años y sus acciones han estado dirigidas a lograrlo. Si no, observe un mapa de Palestina de 1948, cuando la ONU asignó territorio para el Estado palestino y territorio para el Estado israelí, y vea uno de hoy que refleja los lugares que realmente ocupan los sionistas de Tel Aviv, y se dará cuenta que el gobierno israelita les ha robado la mayor parte de su territorio ancestral a los palestinos, donde han establecido colonias de judíos.
Netanyahu no se oculta para expresar que ni Hamas ni la Autoridad Palestina controlarán Gaza cuando finalicen todas estas etapas del acuerdo de entrega de rehenes por parte de Hamas y de liberación de prisioneros palestinos por parte de Israel.
Dicha posición fue reforzada durante la reciente visita del secretario de estado estadounidense Marcos Rubio a Israel, cuando declaró que su presidente siempre ha sido claro al expresar que Hamas no puede continuar como gobierno ni fuerza militar en Gaza, y que esa organización debe ser eliminada, erradicada.
Netanyahu, por su parte, ha declarado en varias ocasiones a medios de prensa nacionales que está comprometido con el plan del presidente Trump de desplazar de Gaza a más de dos millones de palestinos para reconstruir la Franja.
La idea de Trump de desplazar a los palestinos de Gaza y establecerlos en Egipto y Jordania mientras se reconstruye la infraestructura destruida en la Franja, ha sido rechazada por la mayoría de los países árabes, especialmente aquellos con quienes tiene mejores relaciones como Egipto, Jordania y Arabia Saudita.
No obstante, en las diferentes conversaciones que se han realizado entre ellos y otros países del Golfo Arábico han trascendido matices que permitan lograr un acuerdo donde los palestinos permanezcan en Gaza, pero eliminando a Hamas de toda posibilidad de gobernar o de existir como un movimiento armado que representa a su pueblo.
Ya algunos funcionarios estadounidenses están acomodando su discurso a esa idea, y nos viene a la mente el juego de palabras que nos enseñaron nuestros abuelos: donde dije digo….
Hay que seguir esta situación muy de cerca.
Tampoco Israel se ha cuidado en violar los propios acuerdos de alto al fuego, tanto en Gaza como en el Líbano. Ha asesinado a supuestos dirigentes de Hamas y Hezbolá respectivamente; ha destruido viviendas; ha tiroteado a los pobladores libaneses que han querido regresar a sus aldeas. Y para todo lo anterior siempre hay una excusa, que hasta algunos ex funcionarios y militares de Tel Aviv han considerado contraproducentes, al igual que muchos de los colonos judíos desplazados de sus asentamientos por las acciones armadas de los últimos 15 meses.
Gran parte de dichos colonos no le tienen confianza a su primer ministro, por las veces anterior que ha incumplido su palabra empeñada.
En una acción paralela, fuerzas israelíes continúan asentándose en los territorios que han ocupado en Siria, reforzando sus capacidades, atemorizando a la población siria vecina de los lugares donde se encuentran y reiterando el primer ministro Netanyahu que continuarán allí hasta que no se garantice que esos lugares no se usarán contra la seguridad nacional de Israel.
Medios de prensa de Tel Aviv reportan que se están construyendo puestos de mando, clínicas, baños termales e instalaciones adecuadas para que las tropas puedan resistir las duras condiciones climáticas del Golán ocupado.
Al parecer todo el mundo está feliz con el cambio político producido en Siria luego de la salida de Bashar al Assad y sí existen condenas a las acciones de Israel en ese país, pero las mismas han caído en saco roto hasta el momento, en cuanto al gobierno israelita se refiere porque continúa haciendo lo mismo y cada vez con mayor fuerza.
Por su parte, pasó el 18 de febrero, fecha límite para que Israel se retirara de todos los lugares que ocupó en el Líbano. Antes de la fecha, Tel Aviv solicitó quedarse en cinco puntos fronterizos estratégicos- las colinas Al-Awida, Al-Labbouneh, Al-Azziyya, Al-Hamames y el monte Balat – y de inmediato su garante, el gobierno estadounidense, estuvo de acuerdo.
Corresponsales de medios árabes de prensa han comprobado que desde esos lugares las fuerzas sionistas están moviendo tanques y vehículos blindados hacia la localidad de Kafr Shuba.
Y, como ya es costumbre por parte del gobierno de Netanyahu, esa actitud se justifica diciendo que es para asegurar la seguridad de sus colonos y garantizar que no exista una amenaza inmediata por parte de Hezbolá.
Hace solo unos días se efectuó en el Líbano el sepelio de los principales dirigentes de Hezbolá asesinados por Israel durante los enfrentamientos meses atrás, Sayyed Hasan Nasralá y Sayyed Hashem Safieddine.
Como forma de intimidación y con una impunidad total, solamente vista cuando el gobierno de Estados Unidos se compromete a actuar- en coalición, solo o apoyando a un aliado- varios aviones de combate de Israel sobrevolaron los funerales como para expresar “Hagan lo que deseen, que nosotros somos los que mandamos en esta región”.
Esa acción provocó la repulsa de los miles de asistentes a la ceremonia fúnebre, quienes gritaron condenas a Israel y a los Estados Unidos, pero ahí quedó esa grosera violación, convirtiendo en letra muerta una vez más las leyes internacionales que protegen la soberanía de los países.
No obstante, el duro y triste final real de toda esta situación es que ¡no sucede nada! Hay palabras de condena, unas más fuertes y otras muy diplomáticas, como para quedar bien, pero sin comprometerse mucho, pero Israel, con el apoyo total de los Estados Unidos sigue haciendo lo que mejor considera.
Y eso se debe, como hemos dicho en otras ocasiones, que en la vida, y especialmente en política, no se puede ser juez y parte a la vez, y el gobierno estadounidense, mientras apoya al gobierno de Israel en todos los aspectos, es aceptado- no creemos que sea por ingenuidad de nadie, sino por las presiones que ejerce y los intereses particulares de las otras partes- por los vecinos árabes de Israel como mediador y garante de los acuerdos de alto al fuego y negociaciones de paz que se han llevado a cabo y se continúan desarrollando en el área.
El chantaje de Estados Unidos a otros países para que acepten y apoyen sus posiciones no es nada nuevo. Lo pudimos ver durante los preparativos para la Primera Guerra del Golfo en 1991 cuando solo Cuba y Yemen, dentro de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, mantuvieron una actitud digna contraria a intereses estadounidenses, mientras que otros países fueron abiertamente presionados para apoyar a los yankis en sus posiciones.
Un tema quedó bien claro para todo el mundo durante la reciente visita del secretario de estado Marcos Rubio a Israel: el centro del problema es la República Islámica de Irán y todo lo que se haga debe ir dirigido a neutralizar sus planes, ya que es considerada por ellos la fuerza que causa la inestabilidad en la región.
Esta realidad no es agradable y todo parece indicar que el binomio Israel/Estados Unidos tiene buenas cartas en el juego en estos momentos.
Sin embargo, en la medida en que se fortalezca la unidad de las organizaciones que representan al pueblo palestino- por muchas diferencias que tengan y dificultades que encuentren- quienes los apoyan podrán tener mejores condiciones para hacerlo, y quienes pretenden destruirlo perderán posibilidades de continuar dividiéndolos como han estado haciendo hasta ahora para conseguir sus objetivos.
Además, la solidaridad internacional con el pueblo palestino no se debe detener bajo ningún concepto. Todas esas maniobras de Israel y los Estados Unidos deben ser denunciadas de forma fuerte y contundente. El remedio no es de paños tibios sino de acciones precisas, concretas, unitarias, porque hoy es el pueblo palestino. Mañana puede ser cualquier otro.
Recordemos que en la unión está la fuerza.
*Premio Nacional de Filatelia y miembro de la Unión de Historiadores de Cuba.