Opinión

Pensando en voz alta

Si alguien quiere formarse una idea clara del escenario caucano, léase el libro de Manuel Quintín Lame: Las Luchas del Indio que bajó de la Montaña al Valle la Civilización.

Jaime Bedoya Medina/Opinión/ El Pregonero del Darién

El día 11 de mayo ese fanático periodista llamado Gustavo Gómez de la fastidiosa cadena uribista Caracol, llamó al general Erik Rodríguez, del Comando Conjunto del Cauca, a fin de ponerlo contra las cuerdas sobre el desgraciado acontecer en esa región. El militar le explicó que los sucesos no eran nuevos porque la región vivía desde siempre en el abandono del Estado: nada de carreteras, nada de caminos vecinales, nada de comercio, nada de asistencia técnica, nada de comercio para sus productos.

Entonces, ¿qué les queda a los campesinos?, pues seguir cultivando coca que la venden a los narcotraficantes para sobrevivir, agrego. Así dio a la derecha la lección que no esperaban escuchar del alto mando a quien ponían contra la pared para que despotricara del gobierno al que culpan de tener las tropas abandonados a merced de los criminales.

Quieren hacer creer que esta es una fotografía sincrónica y resulta que es diacrónica; es decir, viene de años ha. Si alguien quiere formarse una idea clara del escenario caucano, léase el libro de Manuel Quintín Lame: Las Luchas del Indio que bajó de la Montaña al Valle la Civilización, en el cual encontrará las razones del reclamo por el despojo de su tierra, primero por los conquistadores y luego por las familias descendientes y herederas, como los Mosquera y los Valencia.

El diagnóstico del general es certero y mientras se mantenga el actual estado de cosas inconstitucionales, como eufemísticamente llama la Honorable Corte Constitucional al abandono, marginalidad y pobreza, nunca tendremos paz.

El gran Nicanor Restrepo Santamaría-falta que nos hace- dijo cuando las negociaciones de El Caguán, “si los que tenemos no nos metemos la mano al bolsillo, no habrá paz”.

En este sentido, el documento de la iglesia más hermoso y profundo antes del Papa Francisco es El Progreso de los Pueblos con el que Pablo VI fustigó el capitalismo salvaje y el delirio acumulador a costa de los hombres y del mismo planeta: El desarrollo es el nuevo nombre de la paz”. Ah, que tenemos desarrollo, no cabe duda, pero beneficia a pocos y cuando llega alguien a tratar de equilibrar las cargas poniendo a pagar a los que más tienen se vuelve un anatema y con mentiras hacen hasta lo imposible para crearle un vacío de poder que no le permite gobernar y así van acumulando fuerzas para apoltronarse de nuevo.

Que regresen en franca lid, todo está bien, al fin ese es el juego democrático. Pero recurrir tan vilmente a la mentira y oponerse a cualquier reforma para beneficio popular, no me jodás, como decía Maradona. Ya no podrán engañar como cuando el Plebiscito cuyo propósito fue “sacar verraca la gente a la mesa de votación”. Esa es la razón por la que jurídicamente se puede decir que no ganó el NO. Se robaron el Sí. Afortunadamente, el pueblo ya les descubrió el jueguito y los castigará en el año 26.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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