En Colombia…
No todos pueden pagar un colegio privado, o una universidad. Casi todos son estrato tres, o dos
Juán Fernando Uribe Duque/Opinión/ El Pregonero del Darién
No todos son empresarios, ni emprendedores (¿Deberían serlo?), no todos son comerciantes ni están pendientes de las ganancias y el usufructo; no todos hacen las cuentas pensando en los dividendos, no todos se trasnochan pensando en el crédito bancario, ni en la posibilidad de ganar más dinero. No todos están pendientes de los negocios o de la deuda para comprar el carro último modelo, o mejorar de vecindario. No todos sufren por no ser el más rico, ni el más competente. Muchos, casi todos, son trabajadores, obreros, estudiantes y empleados que han logrado cierto bienestar para sus familias. No todos son blancos, ni herederos; la mayoría son mestizos y si acaso alguna reina habita su barrio es motivo de alegría, como también se alegran cuando alguien se gradúa y obtiene un buen puesto en una empresa, o en una agencia del estado.
No todos lloran porque no los invitaron a la fiesta con el político, o con el alza de impuestos para su empresa. No todos pueden pagar un colegio privado, o una universidad. Casi todos son estrato tres, o dos. Muchos tienen sólo para una comida al día y si acaso para pagar servicios; también el valor para pedir prestado para la matrícula del colegio de su hijo. Muchas madres no duermen pensando en la pobreza y en la suerte de su familia. Muchas también quieren poner su tienda o su salón de belleza. Muchos son artistas, intelectuales, soñadores, buenos estudiantes, deportistas.
Suprimir una mesada pensional, implementar el trabajo por horas y a destajo sin prestaciones sociales, suprimir las horas extras y estar pendiente de coartar las prebendas laborales después de años de luchas por la dignidad del trabajador, es un crimen social.