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Opinión

Pensando en voz alta

Cuando en las escrituras se habla de “ahí están tu madre y tus hermanos”, la referencia histórica es a hermanos carnales, hijos de María.

Por: Jaime Bedoya Medina/Opinión/El Pregonero del Darién.

Soy Libre, es un texto póstumo y, maravilloso del jesuita colombiano Alfonso Llano, el cura de la universidad Javeriana suspendido por los obispos al divulgar verdades religiosas que la iglesia ocultó durante siglos.

El capítulo que más me impactó es el referente a la virginidad de María. Dice el escritor que los teólogos han pasado siglos defendiendo un hecho absolutamente falso. María no fue virgen en sentido corporal.

Su virginidad es de tipo espiritual, por ser la madre de un hombre que tampoco fue Dios, sino que hizo de tal manera su voluntad que, fue como absorbido por la divinidad. La virginidad no era bien vista en el pueblo de Israel.

El ideal de todo hombre y mujer era casarse tempranamente y tener muchos hijos, seguramente fundamentados en una esperanza de vida muy corta. Tampoco es cierto que, en lengua hebrea o aramea, las que hablaron Jesús y su familia, el término hermanos fuera extensivo a todos los parientes cercanos; no se devanen los sesos para introducir en la mente de los fieles ese falso concepto.

Cuando en las escrituras se habla de “ahí están tu madre y tus hermanos”, la referencia histórica es a hermanos carnales, hijos de María. Más forzado aún es lo que alguna vez leí, en el sentido que eran hermanos medios de Jesús porque José, a quien pintan como un viejito cacreco, había tenido un matrimonio anterior. Primos, son primos y basta.

Dice el religioso que las familias tenían siempre su independencia y que no fue visto con buenos ojos que los primos vivieran metidos en la casa de otros familiares. Cuando la escritura habla de primos se entiende la relación de consanguinidad que hay, diferente a la fraternidad.

Recordemos, que María fue a visitar a su prima Isabel quien, en la vejez había concebido un hijo: “Tu prima Isabel, aunque ya es muy vieja, también va a tener un hijo, Lucas 1-36”. Se refiere a Juan Bautista, primo tercero de María.

Jaime Bedoya Medina

El ángel no le habló de tu “hermana” Isabel. El jesuita documentó que, a partir del siglo V, con la aparición de San Agustín, la historia del nacimiento virginal de Jesús quedaba muy bien moldeada porque al acto sexual se le puso una careta de pecaminoso.

Llano, también fue profético en su cátedra de teología cuando afirmó que Cristo no resucitó en el sentido de “haber tomado una nueva corporeidad”. El cuerpo, un compuesto químico material, corrió la misma suerte de todos los mortales.

Hubo sí “una conciencia de resurrección” pues su mensaje de paz, perdón, misericordia y bondad fue tan revolucionario que nadie pudo permanecer indiferente aún después de su desaparición mortal.

El padre Llano fue purgado por el insufrible cardenal Muñoz Duque, el maligno que anuló el matrimonio y volvió a casar al narco-liberal, Turbay Ayala.

El libro es un manjar, léanlo, vale la pena.

**Colombia lamenta y de qué manera, la muerte del jurista Juan Carlos Henao Pérez.

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