Opinión

Pensando en voz alta

Además de la bajeza moral de muchos republicanos gringos, también ayudaba el partido demócrata con un candidato intachable y de buen manejo del Estado.

Jaime Bedoya Medina/Opinión/ El Pregonero del Darién

Definitivamente se requiere de mucha coherencia en política para medio acertar en favor de las causas que convengan al país, escoger a quien debe llevarlas a buen puerto sin figurar como un desadaptado social.

Alguna vez, en una charla de esas que salen espontáneamente cuando se tocan asuntos electorales surgió la alternativa indeclinable de tener que escoger entre Álvaro Uribe, Jojoy o Raúl Reyes. Yo, con el asombro de los demás, de inmediato me decanté a favor de Álvaro Uribe. Cómo se le ocurre semejante bestialidad me llegaron a decir. Podemos decir todo lo imaginable del innombrable, pero me parece más grave lo que han hecho esos personajes siniestros de la izquierda extrema que no dejan avanzar los procesos para salir del estercolero. Y no me refería a temas de narcotráfico pues el establecimiento estaba permeado por la droga y ellos, al fin tenían que sobrevivir con su ejército. Me molestaba en grado sumo el secuestro y, sobre todo, las desapariciones forzadas confirmadas con su llegada a la JEP. Esa degradación de quienes se habían alzado en armas por las bellaquerías que cometía el Estado contra la población, nunca me dejaron dormir.

Hoy día me mantengo en lo mismo: Si irremediablemente, tuviera que elegir entre Uribe, Mordisco, García o Beltrán, con la nariz tapada como hicieron una vez los franceses, metería el tarjetón por Álvaro. Con este prolegómeno quiero llegar a la pregunta:

Qué pasa por la mente del gringo profundo; hasta dónde ha llegado su degradación moral frente a un tipo como Donald Trump cuyos delitos ya están comprobados y fue vencido en juicio por 34 crímenes como violación, evasión de impuestos, pago a prostitutas para callarlas, más los que siguen por sedición y ruptura de la democracia con saldo de muertos, heridos y destrucción del capitolio, en su frenético intento por reelegirse en el año 2020. Y, ni qué decir de esta derecha recalcitrante que no le perdona a Petro haberse levantado legítimamente en armas contra la exclusión y violencia estatal; pero, además hizo la paz y ha respetado las reglas de juego. En cambio, avala, denodadamente la reelección trumpista de entonces y de ahora. 

Además de la bajeza moral de muchos republicanos gringos, también ayudaba el partido demócrata con un candidato intachable y de buen manejo del Estado; con índices altos en la economía y bajos niveles de desempleo, pero con serias lagunas mentales que, el criminal explota y aprovecha a favor de su torcida causa. Ahora se le puso el dulce a mordiscos y empieza a preparar su cantilena del fraude electoral para justificar su segura derrota ante cualquier candidato sin tacha que escogerán los demócratas.

*Espero que Venezuela esté celebrando el triunfo de la corajuda oposición. Rechazo total a las afirmaciones del sátrapa que prometía un baño de sangre. Se ahogará en su propio estercolero antidemocrático pues nadie con sano juicio puede decir que en Venezuela hay democracia.

Wilmar Jaramillo Velásquez

Comunicador Social Periodista. Con más de treinta años de experiencia en medios de comunicación, 25 de ellos en la región de Urabá. Egresado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano

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