Pensando en voz alta
En este momento todos los partidos franceses de izquierda, centro izquierda y centro se han unido para derrotar la extrema de Marine Le Pen.
Jaime Bedoya Medina/Opinión/ El Pregonero del Darién
¡Elecciones! El pasado domingo 9 de junio se cambió el parlamento europeo, cuyo período es de 5 años. Contrario a los titulares de la gran prensa, no hubo tal supremacía de la extrema derecha. Se consolidó el centro derecha, cosa que no es para alarmarse y hubo un pequeño avance de la extrema fortalecida por los movimientos fascistas de Francia e Italia. Ese organismo seguirá siendo presidido por la centrista alemana Úrsula Von der Leyen que, ha cumplido un excelente papel de moderadora.
En Francia, el presidente Emmanuel Macron, disolvió el parlamento por el avance de las fuerzas de derecha en su propio patio y convocó a elecciones generales. El mandatario espera consolidar la gobernanza con una nueva Asamblea Nacional que le sea afín y de seguro lo va a lograr. Nada está perdido y tiene mucho por ganar como se demostró con la multitudinaria manifestación de rechazo a la derecha xenófoba y anti migratoria.
En este momento todos los partidos franceses de izquierda, centro izquierda y centro se han unido para derrotar la extrema de Marine Le Pen, eterna y quemada aspirante como su padre, Jean Marie, a la presidencia de la gran república francesa, maestra del liberalismo burgués progresista, salido de la Revolución. Coaligados van: El partido comunista, el socialista, los verdes y Francia Insumisa. También firman otros menos conocidos, pero con votos como Place Publique y Générations (Plaza Pública y Generaciones). Esa coalición monolítica se convertirá en faro luminoso para nuestra izquierda infantil, anquilosada, prepotente, egoísta y antropofágica que, debe unirse cuanto antes para afrontar en el año 26 el reto de multiplicar las fuerzas del parlamento y elegir sucesor del presidente Petro que garantice la continuidad de las reformas sociales. Méjico se adelantó con una formidable alianza que llevó a la primera mujer al Palacio de Los Pinos, con la mayor votación de la historia.
*Contrario a lo que piensa buena parte de la izquierda deseo que, en Venezuela triunfe la oposición en las elecciones de julio, porque será la única manera de quitarle el oxígeno a los violentos armados de todas las tendencias, en especial a los que todavía se hacen llamar “guerrilleros” a pesar de vapulear sin misericordia al pueblo. Para mí, bandidos son bandidos y mi conciencia no permite apoyar a gente que se dice progresista, pero actúa contra los intereses de los pobres como lo hacen Maduro y el insufrible Ortega, bajo el sofisma de argumentos democráticos. Hay otros que sin sonrojarse dicen: “plata es plata” o mejor, “Sí, es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”, como repetía Roosvelt, cuando tenía que defender a Somoza.
¿Cómo, pues siguen apoyando a Trump, convicto de horribles crímenes? Un poco de vergüenza porque hasta las familias Bush y McCain lo confrontan sin miedo. Y, ¿qué tal, don Bolsonaro que aplicó el mismo libreto trumpista para detener la posesión de Lula?
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